Holiii , como van?
Hoy les cuento cuando visite el sambil luego de harto tiempo, acompañada de unas increíbles compañías y comprando cositas.

Hay días que se sienten distintos desde que amanece, como si el universo mismo te estuviera guiando hacia algo especial. Ese día fue así. Me desperté tempranito, me bañé, me arreglé con la mejor energía y salí con mi mami y mis tías rumbo a la terminal, listas para irnos a Maracaibo. Íbamos felices, con ganas de vivir algo diferente, algo que nos sacara de la rutina y nos llenara el corazón.

Cuando llegamos a la terminal de Maracaibo, tomamos un taxi directo al Sambil, uno de los centros comerciales más conocidos de la ciudad. ¡Qué emoción! Apenas entramos, lo primero que hicimos fue tomarnos fotos (y no una, ¡fueron muchas!). Queríamos dejar registrado cada momento, cada risa, cada pose graciosa. Era la primera vez que íbamos juntas las cuatro, y eso ya lo hacía súper especial.

Después fuimos a comer en Arturo’s, porque a esa hora muchos locales no estaban abiertos todavía. Pero honestamente, ¡yo feliz! Desde que estoy en Venezuela no había podido volver a comer allí, y como en Cabimas ya no hay Arturo’s desde hace años, sentí que me estaba reencontrando con un pedacito de mi infancia. Volví a mi niña interior con cada bocado. 💕

Luego comenzó el paseo mágico por las tiendas. Entramos a Victoria’s Secret, Forever 21, y finalmente llegamos a uno de mis lugares soñados: Miniso. Ay, amor, ¡qué tienda tan hermosa! Todo es cute, colorido, suave, lleno de vida. Cosas útiles pero con diseño hermoso, peluches, tazas, papelería, de todo.

Yo, que amo las cositas tiernas, no sabía ni por dónde empezar. Compré algunas cosas bellísimas que ya se ganaron un rinconcito especial en mi corazón. No me compré los audífonos allí, fue en otra tienda (aunque no me acuerdo cuál), pero igual fue una compra útil y linda.

Seguimos paseando, viendo vitrinas, echándonos fotitos, riendo, probándonos cositas, y haciendo unas compritas por aquí y por allá. También aproveché para comprarles detallitos a mis hermanitos, porque aunque no pudieron ir conmigo esta vez, siempre los tengo presente. Prometo que en una próxima salida van conmigo, porque compartir estas cosas lindas también es para ellos.

Más tarde, nos provocó picar algo y comimos tequeñitos con refresco.

luego un heladito. Íbamos probando lo que se nos antojaba, porque el día estaba para disfrutar, sin culpas, sin prisa, solo fluyendo. Y repito: la felicidad de haber salido las cuatro juntas era lo mejor de todo.

Pero bueno… justo antes de irnos, el cuerpo me jugó una mala pasada: me dio un malestar feo, una ansiedad rara que me apretó el pecho. Tuve que entrar a Farmatodo a comprar un antiácido, porque no podía más. Fue un momento incómodo, pero por suerte Mami me acompañó y hasta me compró un tecito súper rico que me ayudó a estabilizarme. A pesar del bajón, logré recuperar la calma porque no quería que eso arruinara un día tan bonito.

Ya casi a las seis llamamos al taxi y todo salió bien. Volvimos a Cabimas sanas y salvas. Yo estaba molida, pero contenta. Eso sí, apenas llegué, me acordé que había quedado con mi amiga Luci para ir a comer perritos en la plaza, y no podía decirle que no. Ella es esa personita que siempre me saca una sonrisa y que se preocupa por mí. Así que me cambié rapidito y salí otra vez a cerrar el día con más risas y más comida rica.

💫 Un cierre desde el corazón:
Fue un día lleno de cositas lindas, risas, buena compañía, momentos de nostalgia, descubrimientos nuevos y hasta un sustito de salud que me enseñó a cuidarme más. Pero por sobre todo, fue un recordatorio de que los días mágicos existen. Solo necesitas el plan correcto, la gente adecuada y un corazón abierto.

¿Y tú? ¿Has ido al Sambil de Maracaibo? ¿Te encanta Miniso tanto como a mí? ¿Has tenido un día que se sintió como un regalito del cielo?

Te leo con todo el cariño del mundo. 🌷✨