Meditando en silencio por un mes en una cueva del Tíbet
Relatos de mis experiencias en la meditación. ¿Qué es meditación y cómo practicarla?
Los últimos 17 años he experimentado a profundidad distintas formas de meditación y sus beneficios. Quisiera compartir una de las experiencias más interesantes y transformadores que he vivido. Por ser una historia larga, creo conveniente dividirla en varias partes. En este artículo les presentaré la primera de un número de partes que aún no he definido.
Cómo y por qué decidí meditar en una cueva
Hace algunos años, recibí instrucciones de un tipo de meditación de un Maestro Tibetano en Kathmandú. Al finalizar un mes y medio de enseñanzas, el Maestro me indicó que lo ideal sería realizar un retiro en solitario para poner en práctica lo que él me había enseñado.
Entonces, empecé a preparar todo para hacer un retiro de meditación largo. Afortunadamente, todo fue muy propicio, en estos días estaba leyendo “La vida de Shabkar”, libro que presenta la autobiografía de un Yogi tibetano del siglo XIX. En una parte del libro, el autor relata su llegada a un lugar muy especial en las montañas del Tíbet, donde muchos Yogis habían meditado antes. Entre los más famosos están Milarepa y Rechungpa. Este lugar, llamado Lapchi, era el sitio perfecto para la práctica meditativa que yo pretendía hacer.
A leer estos pasajes del libro, surgió en mí una gran inspiración para buscar este lugar. Después de algunos días de mucha investigación, y preguntar a muchas personas, me aconsejaron ir a hablar con una señora llamada Ang Wangmo, quien nació cerca de la región de Lapchi. Ella atendía un pequeño restaurante en Kathmandú. Fue muy amable y me explicó cómo podía llegar a tal lugar.
Ya que contaba con la información esencial para encontrar ese lugar, compré comida para dos meses y empaqué lo necesario para un viaje largo. En Kathmandú, tomé un autobús que me llevó al norte de Nepal en un área muy remota. Después, tuve mucha suerte de encontrar un jeep que me llevó al último punto de civilización. Llegué a un pequeño pueblo, en el que los familiares de Ang Wango me recibieron y me ayudaron a encontrar un “cargador” joven y fuerte, quien me ayudaría a llevar la comida y encontrar el camino hacia el lugar de meditación. Luego de varios días de dura caminata, cruzando ríos caudalosos, soportando el ataque de decenas de sanguijuelas y cruzando campos de ortigas, finalmente llegamos al sitio. Allí había un pequeño y viejo monasterio en el que se encontraba un solo monje.
En ese entonces yo sólo podía hablar un tibetano muy básico, así que con señas y las pocas palabras que yo conocía en este idioma le expliqué al monje la razón de mi visita: quería hacer un retiro de meditación en ese lugar. El monje me indicó que para eso tendría que ir a hablar con un maestro que lleva meditando en esas montañas 25 años. Al día siguiente, después de una hora de caminata arriba en las montañas, encontré la cabaña del Maestro. Era un anciano en cuya mirada se percibía mucha sabiduría, con el pelo largo y enrollado, como lo suelen llevar los yogis renunciantes. A pesar del frío, él no vestía ningún tipo de abrigo más que su hábito color azafrán, con los hombros descubiertos. Pude inferir que eran, sin duda, un practicante de la meditación de Tumo, también conocida como la "práctica del calor interno”.
Con mucha paciencia, el anciano hizo un gran esfuerzo para entender lo que yo intentaba decir, y yo trataba de entender lo que él me respondía. Después de tomar un té tibetano, el maestro me indicó que los siguiera. Era realmente sorprendente la energía que aquel anciano tenía. Para mí era imposible mantener su paso. Subía la montaña saltando de roca en roca, y con paciencia, me esperaba hasta que yo lo lograba alcanzar. Finalmente llegamos a una cueva, me ayudó a limpiar y me indicó que hiciera mi retiro de meditación en esta cueva.
La cueva era simplemente eso: una cueva. La entrada estaba cubierta con piedras y tenía una pequeña puerta. En una esquina de la cueva había unos tablones donde podía dormir relativamente cómodo. Para cocinar era necesario conseguir madera y hacer un fuego. Esta cueva se convirtió en mi hogar por el siguiente mes, donde medit´ profundamente.
Durante ese mes sucedieron muchas cosas inexplicables, pero lo más relevante fue la claridad y la tranquilidad que surgió en mi mente, gracias a la meditación.
Que es la meditación
La meditación budista no se refiere a relajación, tampoco es dejar la mente en blanco. La palabra en tibetano para meditación es, བསྒོམས་, Gom que también se usa como "habituarse". La meditación es una práctica donde habituamos a nuestra mente a estados mentales virtuosos.
En términos generales, se habla de dos tipos de meditaciones en el budismo. La primera se llama Shamata (permanecia serena) y su fin es desarrollar concentración. Así, podemos mantener la atención enfocada en un objeto de forma unipuntual sin que surja ninguna distracción. El segundo tipo de meditacion se llama Vipassana (visión especial). En esta se desarrolla la sabiduría, es decir, la capacidad de ver las cosas como realmente son, haciendo énfasis en la ausencia de existencia sustancial de un yo independiente.
Al unir estos dos tipos de meditación podemos cortar, de raíz, la causa del sufrimiento y erradicar por completo todas las emociones negativas, como el odio, los celos, la avaricia y la arrogancia, entre otras.
Al aproximarnos por primera vez a la práctica meditativa es recomendable iniciar con una meditación de atención y concentración. Podemos empezar con 5 minutos de práctica, enfocando nuestra atención en la respiración. Si un pensamiento distractor surge, simplemente lo dejamos ir sin rechazo, y regresamos nuestra mente a la respiración. Al hacer esto, una y otra vez, nuestra introspección aumenta. Cada cada vez que nos volvamos a percatar de los pensamientos distractores y volvamos a regresar la atención a la respiración, nos habituaremos a tener una mente más concentrada.
ང་འཆི་བས་འཇིགས་ནས་རི་ལ་ཕྱིན།
ནམ་འཆི་ཆ་མེད་བསྒོམས་བསྒོམས་པས།
འཆི་མེད་གཉུགས་མའི་བཙན་ས་ཟིན།
ད་འཆི་བའི་འཇིགས་པ་བོར་ཏེ་ཐལ།
Con temor a la muerte fui a las montañas
Medite y medite en la incertidumbre del momento de morir
Gane estabilidad en la naturaleza inmortal de la mente
Por eso ahora el temor a la muerte se ha ido.
extracto de “Los cantos de Milarepa”
Jetsun Milarepa, (1052-1135)
Escribi en ingles sin darme cuenta. Jajajaja. Practiqué Zen hasta pasar el primer Koan, lo abandone luego de 6 meses. 17 años es una dedicación tremenda. Me habria gustado tenerla. Aun medito, claro.
Hermosa experiencia, gracias por compartirla.
Un tema interesante, me gustaría poder aprender mas sobre estas practicas. Te sigo desde ya!!
Este articulo aclara muchas dudas sobre los dos tipos de meditación, los cuales se confunden y se visualizan como uno solo, esto no permite el buen desarrollo de cada aspecto ya que lo limita, casi siempre sucede por falta de conocimento.
alegria ver que en esta comunidad se encuentra gente con diferentes gustos espirituales te dejo una frase del taoismo que me encanta '' el que cree que sabe no sabe y el que no sabe, sabe sin saber sabiendo ''
Guau hermano! Namaste.Tengo los ojos llenos de lágrimas y el centro de mi pecho revolucionado! Medito desde hace mas de 25 años y sueño con vivir una experiencia como la tuya. Por lo pronto me vine a vivir a los pies de los Andes. Te sigo y te leo cada vez que tenga Internet( solo hay en algunos lugares públicos) Puse algunos post sobre meditación . Si puedes , agradeceré tus aportes. Si puedes.Abrazo desde los Andes. Voto y resteem
Me encanto tu post, votado, te leeré mas para aprender de ti.