Hola amigos, me complace saludarlos y compartir con ustedes mi partcipación en el concurso que nos trae la amiga @anasuleidy, quien nos invita a reflexionar acerca d la importancia que tiene legalizar un recurso tan importante como lo es una casa, sinónimo de estabilidad y armonía, porque tener un lugar propio donde vivir te ofrece una gran tranquilidad.

Aprovecho la oportunidad para invitar a: @damisvilladiego, @zory23 y @lanegra2804

Les cuento, un poco sobre la historia de mi casa: hace años, cuando vivía mi abuela materna, ella tenía un ranchito en la parte alta del mismo sector, llamado, Las Tablitas (porque en aquel entonces las casas de la zona eran ranchos hechos de tablas) con el tiempo el gobierno ofreció a los pobladores la construcción de casas financiadas a través de un proyecto llamado, Inavi (Instituto Nacional de la Vivienda), como ya su hijo mayor trabajaba él se ofreció a pagarla y darle ese regalo a mi abuela.

Y así fe, le construyeron una casita "tipo rural" la cual contó con un terreno amplio, allí terminó de vivir mi abuelita hasta el último día de su vida en compañía de mi mamá y sus hijos, ya que sus otros hermanos hicieron sus vidas aparte y obtuvieron sus viviendas, al correr de los años la documentación de la casa quedó intacta.

Años después del fallecimiento de mi abuela, entre los hermanos de mi mamá se hizo una algarabía por el título de propiedad de la casa, en esta parte de la historia yo era una niña pero recuerdo perfectamente la angustia de mi mamá porque algunos de mis tíos querían vender la casa y dividirse el dinero. ¿dónde viviríamos ella y sus hijos? que angustia tan grande debió vivir mi mamá.

Pero, desafortunadamente para ese grupo de tíos que estaban pujando por la venta de la casa, resulta que la vivienda estaba a nombre del tío que se la regaló a mi abuela, y él en todo su derecho legal dispuso plenamente de la casa sin que el resto pudiese opinar, realizó los trámites pertinente y la casa pasó a ser únicamente de mamá.

Corrieron los años, y una de mis hermanas y mi persona tomamos la iniciativa de remodelar la casa de mi mamá, ampliamos e hicimos unas mejoras notorias, sólo nosotras dos vivíamos en aquel entonces con mi mamá y ella en vista de todo lo vivió con la casa tomó la iniciativa de organizar la documentación en vida para evitar disputas entre sus hijos.

Ella por cuenta propia decidió dejarnos la casa sólo a nosotras dos, así que nos dispusimos a ir al Registro Principal de mi pueblo, allí nos asesoramos, tramitamos toda la documentación que necesitamos, para realizar un contrato de compra-venta eso nos llevó un par de meses, cuando ya teníamos todo, buscamos a un abogado el cual nos hizo el documento pero nosotras lo introdujimos ya que era un favor por el cual no nos estaban cobrando, recuerdo que dicho documento nos lo regresaron más de 10 veces, en cada oportunidad nos decían que debíamos corregir algo distinto.

Insistentemente hicimos todas la correcciones hasta que al fin nos dieron el visto bueno y nos asignaron la cita para concretar dicho contrato, como mi mamá es invidente se tuvo que llevar un firmante a ruego, es decir, alguien que firmara por ella, así que nos llevamos a una vecina que nos hizo ese gran favor porque se llevó su tiempo en la oficina.

Gracias a Dios, ese día pudimos realizar el trámite con éxito y la casa es legalmente propiedad de mi hermana y mía, así que vivo en una casa propia con sus documentos en regla lo que nos va a evitar pasar por una mala experiencia como la que vivió mi mamá con algunos de sus hermanos. Realmente es muy valioso legalizar todos estos trámites, la tranquilidad que ofrece es muy grande, así que vale la pena todo el esfuerzo, eso de pactar algo sólo de palabra no te respalda en nada.

En todo el proceso enfrentamos varios desafíos ya que estos trámites los estábamos haciendo por cuenta propia y fuimos aprendiendo en medida del camino, preguntando e insistiendo, y a pesar de que nos regresaron el documento repetidas ocasiones, fuimos perseverantes, contactando al abogado que nos hizo el favor con el documento para hacer las correcciones y yendo a entregarlo una y otra vez.

Pero valió por completo la pena, cuando al fin logramos obtener el título de propiedad fue un sentimiento de éxito y de infinito agradecimiento hacía mi mamá por confiarnos la casa que tanto amó mi abuela a nosotras.

Si quieres saber un poco más de mí, pues te invito a conocerme:

Esta soy yo: 𝓒𝓻𝓲𝓼𝓶𝓮𝓷𝓲𝓪