Redacción corta. / Desbordante canto.
Había una vez, un monstruo que se encontraba atrapado en su propia pesadilla, cantando su silenciosa canción de la miseria.
—Pobre monstruo, condenado a cantar por la eternidad... Si así lo deseas, ¿podemos cambiar de lugar? —susurró una voz que sonaba lejana.
El monstruo sin dudar asintió, y entonces se encontró en un oscuro lugar en donde tan sólo podía ver una pequeña luz. Pero había algo mas que oscuridad en ese húmedo y frío lugar. A lo lejos se escuchaba un hermoso canto que lo hacía sentir cálido, era todo lo contrario a lo que él siempre cantaba. El monstruo sintió grandes deseos de entonar esa hermosa melodía, pero, de su boca solo salía aire, el simple hecho de haber intentado usar su voz lo dejó completamente agotado y jadeante. Aquél monstruo ya no se podía consolar de su canto y entendió que aquél canto que podía entonar antes, no era un castigo, sino una bendición que acababa de perder para siempre.