Libro ERÓTICO. ADULTOS. Capítulo 5. Por Naika Amos.

in #writing6 years ago

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CAPÍTULO 5: MARÍA

Susana acababa de pasar su bolsa de mano por el detector de metales situado en la entrada de la prisión de Madrid, solo había introducido una muda y lo necesario para el aseo ya que, ese mismo día, cogería otro avión de vuelta a Barcelona. Sabía que, en su ausencia, Michelle estaría bien y tranquilo bajo los cuidados de su abuela paterna; pero con cada paso que daba a lo largo de aquel frío y húmedo pasillo, sus deseos porque Michelle saliera de cualquier rincón para darle un abrazo, aumentaban. Una puerta metálica abría paso a una sala cuadrada dividida por un cristal. Agazapado en una silla se encontraba Miguel; ese fue el momento en el que Susana fue definitivamente consciente de que la cosa iba en serio.

<< ¡Eres un cerdo! Hijo de puta mentiroso, ¿cómo te has atrevido a hacernos esto a Michelle y a mí? ¡Te odio!>>, le reprendía Susana conteniéndose para no gritar y darle puñetazos al cristal. << ¡Te odio!, ¡te odio!>> Estalló en una mar de lágrimas apoyando la cabeza sobre la mesa y cubriéndose con los brazos.
A los pocos segundos se reincorporó anhelando que aquella realidad se evaporase, pero sus plegarias resultaron inútiles, y la mirada desconsolada de Miguel atravesó su corazón. En su mente confluían diversas conjeturas sobre el empeoramiento anímico de su compañero: que se sentía amedrentado por el remordimiento, o que quizá el temor a vivir en una prisión privado de libertad le atormentaba, o porque era inocente.

Ninguno de los dos era capaz de articular palabra y Susana sentía como se iba sumiendo poco a poco en el abismo de la desesperación. Hasta que Miguel le dijo: <<Soy inocente Susana. Créeme, por favor. Yo no sabía que María tenía 16 años>>. Al escuchar ese nombre la mente de Susana se sumergió en una fugaz retrospectiva que la evadió completamente de la realidad.

Las tres primeras semanas que Susana pasó en Colombia fueron inolvidables. La casa de Miguel constaba de un salón con barra americana, baño y un pasillo que separaba tres dormitorios. Junto a la cocina se encontraba el rincón preferido de Susana formado por una mesa de madera y cuatro sillas, donde un balcón enmarcaba un gris patio que se transformaba en una galería de telas de colores cuando las vecinas tendían su ropa. Todas las mañanas desayunaban juntos en aquel rincón acogedor; durante el día Susana paseaba por el barrio; y, por las noches, Miguel la llevaba a locales de copas que él creía ineludibles.

Aquella noche, un actor y una actriz se alojarían en la casa. Dicha eventualidad convertiría la cena en una situación propicia donde Miguel conocería las cualidades innatas de Susana como cocinera y anfitriona. Hacía mucho calor, y mientras cocinaba, Susana contaba los minutos hasta que llegaran los comensales dejando escapar, de vez en cuando, espontáneas risotadas fruto del augurio de una fantástica velada. Pero la cena, sin embargo, resultó ser un auténtico suplicio.
La actriz se llamaba María; era una joven autóctona que no dejaba de reír y de hablar con tal desenvoltura y avasallamiento, que convertir sus monólogos en diálogos se convertía en una misión imposible. Proponía ideas sobre el guión de la película, sus inquietudes como actriz: qué objetivo perseguía su personaje en aquel contexto; cómo poder justificar sus estados de ánimo, sus razones para pedir como protagonista o para negar como antagonista; y numerosas disquisiciones inauditas que Susana consideraba una pérdida de tiempo.
El actor, en cambio, permanecía impasible. No iba a participar en la película de Miguel, se nombraba como el representante y gestor administrativo de María; según él, solo estaba allí para comprobar que todo el papeleo era correcto, (pormenor que a Miguel no le suscitó ninguna desconfianza). <<Mientras las actrices fueran mayores de edad y estuvieran conformes con las escenas pornográficas a rodar todo se consideraba en regla>>. Era un hombre colombiano de unos 30 años, calvo y de constitución grande. De vez en cuando, se dirigía a Susana con una lujuriosa mirada que ella esquivaba rápidamente. Pero lo que más confundía a Susana era el entusiasmo con el cual Miguel escuchaba a María; y, observándolo, confirmó una evidencia que a ella le resultaba incomprensible: Miguel amaba su trabajo.
Una vez finalizada la cena, todos excepto Susana, se acomodaron en el espacio considerado como el salón de la casa. Un sofá donde Miguel y María se sentaron y un sillón negro de masajes en el que el actor se dejó caer manipulando el mando para recibir, como él dijo: un merecido homenaje.
Susana recogió la mesa, fregó los platos, les sirvió unas copas de coñac y se refugió en su mágico rincón con una menta poleo. Ella comulgaba con la opinión de sus padres de no ser descortés con los invitados y esa fue la razón concluyente que controló sus deseos de salir corriendo a su habitación.
El actor sacó unas papelinas de coca y las puso sobre la mesa. << ¡Hay que celebrarlo!>>.
Miguel miró a Susana y le dijo: <<No te preocupes Susana, es sólo una celebración. ¡Vamos a rodar la mejor película de mi carrera!>>.
Después de dos intensas horas, Susana permanecía al margen de aquella atmósfera festiva en la que María se proclamaba la absoluta protagonista. Susana no se quería ni imaginar la vida que aquella joven colombiana llevaba a sus espaldas. <<Menuda zorra, habrá que verla dentro de unos años cuando sus vicios depravados hagan mella>>. A punto de cerrar los ojos y caer dormida, Susana se espabiló precipitosamente al escuchar las insinuaciones, subidas de tono, que María le proponía a Miguel. <<Déjate llevar papito, quiero que veas cómo te engaño. Voy a interpretar que estoy, loca y profundamente, enamorada de ti… ¿A ver si lo sientes?>>. Le decía con una voz sensual.

Miguel estaba sentado en el sofá con las piernas abiertas, la actriz comenzó a tocarle el paquete mientras le decía: <<Te quiero mucho y me duele que mañana te vayas Hong Kong. Así que, esta noche, tu cachorrita va a hacerte un regalo: ¡mi virginidad!>>. (Susana se controló para no desternillarse). María tocaba con sus dedos lentamente el cuerpo de Miguel, como si de las teclas de un piano se tratara y, tras un vago rodeo alrededor de su entrepierna, bajó la cremallera del pantalón. Con todas sus armas de seducción puestas en el asador, pasó la lengua por encima de los calzoncillos blancos de Miguel y le dio pequeños mordisquitos mientras le decía con una voz aún más provocadora: <<Te quiero, ohm…te quiero>>. Miguel se levantó, apagó su cigarrillo en el cenicero, y se despidió con una sonrisa picarona llevándose a María a su habitación.

En ese momento Susana reafirmó su idea de cómo siempre la mentalidad masculina era tan proclive a las debilidades lujuriosas, así que, con la sensación de ser una jugadora vencida y hundida en una partida de “hundir la flota”, se levantó; y cuando al fin se sintió libre para poder irse a la cama, se percató de la presencia del actor que la escrutaba a escaso metros con poco disimulo.
— ¡Eh!... ¡Tú! ¿Qué pasa?, ¿no te apetece bailar conmigo? —dijo él. Susana reaccionó inmediatamente.
—Ya es muy tarde, me voy a la cama.
—Pero, mi amor… no te pongas así. ¡Esto es una fiesta: hay alcohol, drogas… chicas bonitas!, ¿qué más puede desear un hombre?
—Buenas noches.
El actor se levantó y se acercó a Susana cogiéndola de una mano. —Pero mamita, hablemos…, tómate una copa conmigo, me siento muy solo. Ya viste, mi amiga se fue con tu jefe…
—No es mi jefe, es…, es un amigo.
— ¿Y todavía no te ha probado? ¿O es que sois una pareja liberal?
—Ya basta, me voy a dormir. Inmovilizó fuertemente a Susana.
—Tú no te vas. Si no eres su mujer, eres su puta, y estamos en Colombia mamita, y en Colombia hay costumbre de cuidar a los invitados y ofrecerles todo lo que ellos necesiten. Y yo estoy muy cachondo, así que, abre la boca y empieza a chupar.
Tiró a Susana al suelo de rodillas, la cogió de la cabeza y la puso mirando a su sexo. Ella luchaba con todas sus fuerzas para librarse de él, pero era inútil, se sentía como una hormiga atrapada por un oso. El actor se bajó los pantalones, y estampó su enorme pene contra la cara de Susana.
— ¡Abre la boca, puta, ábrela!
Susana se resistía y se negaba, pero el actor le cogía con tal violencia que no tuvo más remedio que abrir la boca. A punto de vomitar y morir ahogada, mordió el miembro como si la vida se le fuera en ello. El actor la soltó mientras le gritaba la palabra puta reiteradas veces; se acercó apresuradamente hacia ella y le pegó tal puñetazo en la cabeza que Susana se desplomó en el suelo perdiendo por completo la conciencia.

Lo siguiente que recordaba Susana después de aquella fatídica noche, fue despertarse entre los brazos de Miguel. << ¿Estás bien?>>, le susurraba la voz de Miguel amedrentada por el remordimiento mientras le acariciaba suavemente la cara. <<Tranquila. Nunca más volverá por aquí. El muy hijo de puta; a punto estuve de matarlo. Lo siento Susana, debí controlar la situación, perdóname, nunca más volveré a traer a nadie a casa, te lo juro. ¿Cómo no me pude dar cuenta?... Maldita sea. Quiero cuidarte, Susana, déjame que te cuide>>. Y desde ese momento Miguel y Susana nunca se separaron.

—Soy inocente Susana. Créeme, por favor. Yo no sabía que María tenía 16 años —Miguel repitió una, vez más, a través del cristal que los separaba en la prisión de Madrid.
Aquel déjà vu la hizo reflexionar y en ese momento, lo único que animaba el desconsuelo de Susana era la certeza de que su pareja era inocente y que no sería justo que le imputaran por unos delitos que no había cometido.
Miguel le explicó todo lo que le había dicho su abogada defensora. El Juzgado 12 Penal del Circuito de Medellín (Colombia), emitió una orden de detención contra él, acusado por inducción a la prostitución, corrupción de menores y falsificación de documentos públicos. Colombia solicitaba su extradición. El Juzgado de Instrucción nº 5 de Barcelona había abierto un procedimiento penal para juzgar a Miguel en España pero hasta que la Audiencia Nacional no tomara una decisión sobre la extradición, Miguel permanecería en la prisión preventiva de Madrid.
—Susana, soy inocente, lo sabes, la documentación de María era falsa, yo no sabía que era menor de edad, Susana, tu estuviste en todo el proceso.
—Lo sé. Pero, ¿por qué a nosotros Miguel?, ¿por qué? Pero díselo a tu abogada y dilo en el juicio que yo testificaré también. Nos engañó Miguel. Si hablan con ella, María dirá la verdad.
—No Susana. María testificó contra mí, por eso estoy aquí. Afirma que la engañé, que la estafé, que yo la contraté y que le suministré la documentación falsificada.
—Pero eso no es cierto. ¿Por qué miente? ¡No es justo! Nos engañó en todo momento. Ni se me pasó por la cabeza que pudiera tener 16 años. Ella siempre estuvo cómoda con todas las escenas y recuerdo cuando le dimos el cheque de 7.000.000 pesos, ¿recuerdas que se emocionó? Nos dio las gracias por salvarle la vida. No lo entiendo. ¡Puta zorra colombiana! En este momento la mataría.
—Susana tengo miedo. No quiero que me juzguen en Colombia, allí me matarían. (Miguel comenzó a llorar).
—No mi amor, eso no va a pasar, te lo prometo. Haremos todo lo que esté en nuestra mano. Contrataremos a los mejores abogados. Me voy a informar de todo. Iré a Colombia si hace falta y…
—¡No! ¡Nunca!, te matarían. Nuestra foto está por todo el país. Júrame que no lo harás, júramelo.
—Te lo juro.
—Te necesito más que nunca; sana y salva. Tú y Michelle sois mi vida, la razón por la que me mantengo cuerdo, os necesito a mi lado.
—No nos iremos a ninguna parte. Saldrás de la cárcel y volveremos a estar juntos los tres como siempre. Iremos a pescar. (Le caen las lágrimas).
—Si a pescar, y le enseñaré a Michelle a jugar al futbol.
—Si cariño, ya lo verás.
Un funcionario de prisiones avisa a Susana de que ha finalizado la visita.
—Te amo, Susana, no lo olvides nunca. (Apoya su mano contra el cristal).
Susana pone la suya. –Juntos hasta el final, mi vida. (Susana se levantó y se fue).

PRÓXIMO CAPÍTULO MUY PRONTO😊 @naika.

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Si alguna vez vienes a Barcelona, avisa, y te vienes al programa de Pies de Gato para hablar.

guauuu, muchísimas gracias por la invitación, vivo en Granada, pero si voy a Barna te llamo sin dudarlo. Gracias por el apoyo!

Perfecto. Para avisar, puedes escribir a [email protected]. Gracias.