LA PERSEVERANCIA DEL PESCADOR.

in #vzla6 years ago

Buenas noches a toda la familia Steemit.

Hoy quiero compartir con ustedes un cuento que hice para mis estudiantes de 6to grado de primaria en el año 1998.
De mi propia autoría.


Son las tres de la madrugada, el pescador Mano Chuchú, -asi le dicen por cariño-, se despierta con el primer canto de los gallos, que siempre han sido su reloj.
Se levanta de su cama con su mujer, ella prepara el café mientras él recoge sus implementos de pesca(cordeles, anzuelos, remos, cuerdas, ancla...).
Sale a la enrramada de palma donde protege su pequeño bote del sol. Es un bote de tres metros de largo. El pescador parado frente al mar respira profundo, sabiendo que este lo espera para compartir un día mas de sol, de viento, de sal, de aves, de peces y anzuelos...
Con algo de aesfuerzo y ayudado por su esposa, logra echar el bote al agua. Hay muy poca luz y despidiéndose de su compañera, comienza a remar alejándose de la orilla, dejando una estela de luces blancas que arden en el agua producto del planton.
Aun son las cuatro de la madrugada, y el pescador Mano Chuchú avanza lento pero seguro en busca de la pesca buena. Debe ir lejos de la costa para poder llegar a donde están los mejores peces. Ha remado durante dos horas, ya son las seis de la mañana y una luz se asoma serpenteante dejando ver una silueta brillante tendida en el horizonte del extenso mar. Es el sol que viene reclamando el día.
A la distancia se observan algunos botes a motor que se acercan. También van a pescar, pero van mas lejos. Mano Chubhú debe quedarse cerca, pues le sería mas dificil regresar. Ya en el lugar, suelta su ancla y empieza la faena de la pesca. El viento sopla suave y acaricia el rostro del pescador, las olas hacen bailar al pequeño bote con un movimiento de vaiven. El sol sigue subiendo para alcanzar a la luna que se va escondindo del día
A pasado una hora y aun no pesca nada, pareciera que los peces se niegan a caer en el anzuelo del pescador, quien señalando al cielo, ruega porque lleguen los peces. Casi al instante tira fuerte del corder, tan fuerte que el pequeño bote se movió bruscamente. El corder estaba tan tenso que Mano Chuchú no podía subir el posible pez que había picado, parecía haberse pegado de alguna piedra.
El pescador siguió soteniendo con fuerza el corder que quemaba sus dedos por la fricción. Asi fue subiendo lentamente, era agónico,, sofocante, pues ya el sol comenzaba a cargar sus baterías y el calor era evidente.
Transcurren 30 minutos y aun el pescador sigue luchando con un pez que parece enorme. El sudor corre por su frente y entra en sus ojos, se limpia pasando el rostro por sus hombros para no dejar de sostener el cordel, que sigue muy tenso. Una hora de lucha ha pasado. Los botes a motor ya regresan de su pesca en alta mar, traen buena pesca. Pasan por el lado del pequeño bote, el Mano Chuchú le hace gestos con la cabeza y gritándoles les pide ayuda. No puede soltar el cordel por temor a que se le escape el pez. Estos no lo escuchan ni se dan cuenta de los gestos. Siguen su camino dejando en la soledad del mar azul al pescador, su bote y el posible pez.
En la casa del pescador lo esperaban ansiosos su esposa y 5 pequeños hijos. La mujer estaba preocupaba porque Mano Chuchú no regresaba de la pesca. Le preguntó a los pescadores que vivian cerca si habian visto a su esposo, y le respondieron que si, pero el quiso quedarse pescando.
Mano Chuchú seguía luchando con aquel supuesto pez, que ya tenía casi dominado. Al fin pudo mirar como una sombra oscura sostenía su cordel a unos 20 metros de su bote.
Parecía inmovil y ya no ponía resitencia. Mano Chuchú aflojó un poco la cuerda del ancla y se acercó ayudado por sus remos, pero antes había atado el cordel a un lado del bote. De repente la enorme sombra se sumergió nuevamente y casi saca del bote al pescador que se sostuvo con fuerza. Tomó nuevamente el cordel para evitar que se rompiera con la fricción del roce de la madera con el cordel. Se dio cuenta que la cuerda del ancla se había caido al agua y no pudo recuperarlo, quedando a espensas de aquel pez. Como pudo y haciendo su mayor esfuerzo, amarró el cordel en una madera redonda que sobresalía de la parte trasera del bote, tomando los remos para intentar arrastrar a la costa al enorme pez.
Remó, remó,... sin parar. Mientras el sol, ya cansado del día, empezaba su retirada para darle paso a la noche. Pero allí seguía el pescador gastando el resto de energía que le quedaba. Pensaba en sus hijos que había dejado sin nada para comer en casa. El pensar llegar a casa sin nada le daban un poco mas de aliento para seguir en la lucha.
Ya justo cuando quedaba sin fuerzas pudo ver como el pez flotaba a pocos metros de él. Entre la emoción y el cansancio pudo ver que era un pez casi del tamaño de su pequeña embarcación. Era un hermoso Mero, el cual amarró a la parte trasera y siguió remando, pero casi no avanzaba. Se detuvo y con mas voluntad que fuerza subió la mitad del pez al bote y la otra quedaba fuera de el. Siguió remando, y ya cerca de la orilla, donde el pez rozaba la arena...

Disculpen amigos de Steemit, creo que ustedes deben poner el final al cuento según su imaginación...

Espero les haya gustado.
Gracias.