las aventuras de la joven Walter
-¡oye! No mueras y si vas a morir por lo menos hazlo en grande, no por ahogarte con tu propia saliva mientras duerme o por morir mientras defecas en el baño ¡no!, hazlo en grande, importante, enorme, que sea recordado por los siglos, muere con orgullo y honor. Que al cerrar tus ojos solo haya una completa serenidad y paz por tus actos, nada de que arrepentirte, nada porque avergonzarte, sin miedo; no temas a la muerte porque ella no te teme a ti, enfrenta a esa impostora y demuéstrale quien eres, como los grandes que sus nombre son recordados aun hoy días, de no ser así como morirás entonces, no mueras.- Albert permaneció de pie mirándolo fijamente; sus verdosos ojos irradiaban una pasión que rayaba en la ira, dando la impresión de que en cualquier momento lo golpearía con todas sus fuerzas. Todos permanecimos en silencio observando lo que acontecería después.
-está bien, está bien, ya cálmate- finalmente dijo Ferdinand que sonriendo volvió a beber de su vaso, al parecer la reacción de Albert no lo había perturbado en nada.
Albert tomó asiento, se arregló su cabello y volteo a mirarme; su rostro había cambiado por completo, volvía a lucir su expresión relajada y tranquila aquellos ojos verdosos volvían a ser cubiertos por su mirada inexpresiva, observadora. Al verme, me dirigió una hermosa sonrisa y termino diciendo: “lamento lo que acaba de pasar, solo que no soporto escuchar comentarios basados en la nada, solo por moda, decir algo para encajar cuando realmente no lo crees o no es tuyo. Pienso que no puedes andar por la vida intentando congraciarte con todo el mundo, vendiendo tus creencias solo para ser aceptado.”
-descuida- le comente- realmente me agrada que te apasione defender lo que crees, ya casi nadie quiere opinar sobre lo que piensa, solo citan frases y artículos leídos. Pienso que podría más bien felicitarte por tu acto “heroico”. – Albert solo se limitó a asentir con su cabeza y continuo escuchando las demás conversaciones, aquel cambio me tomo por sorpresa.
-Walter acompáñame a fumar- comento Cate tomándome de la mano
-yo la verdad no fumo- le conteste algo distraída
-no importa, yo tampoco- comento.
-sabes- dijo luego de un rato observando por el balcón- a veces siento que todo esto es una farsa y todos estamos consciente de ello pero es lo único que conocemos y por lo tanto tenemos miedo de dejar de hacer esto (aunque de ello solo obtenemos migajas) pero aun así: “es lo único que conocemos” y hemos vivido tanto en “esto” que se nos hace difícil pensar en algo diferente.
-comprendo- respondí mientras me inclinaba para observar hacia abajo- a veces suele notarse…
-tienes un don Walter- me interrumpió Cate
-¿un don?-
-sí, un don eres callada y casi siempre estas observando todo lo que ocurre sin opinar mucho pero, aun así haces que las personas cuando están cerca de ti quieran abrir su corazón y desahogarse contigo; y eso es un don.
-gracias, aunque no se bien cómo responder a eso-
-no debes hacerlo, solo aprovéchalo. Mientras yo tendré que estar más atenta y no hablar más de la cuenta- volteando a observarme sus ambarinos ojos brillaron al reflejarse la luz del sol, sonrió levemente; en aquel momento logre observarla de una manera que nunca antes la había visto: inocente, mondo. Entonces recordé sus palabras acerca de mi efecto hacia las personas.
-cuando una persona abre su corazón, se puede ver realmente la belleza de ese ser- le comente.
-oh eres adorable, Walter, una cosita muy mona- y aquella monda imagen volvió a ocultarse otra vez entre su mirada.
-eso es cierto- comento Albert
-¿desde hace cuánto estas allí?- pregunto cake sorprendida.
-hace poco, pero logre escuchar lo último que comentaron. Las estaba buscando pensé que se habrían ido.
-solo salimos a tomar aire y si me disculpan iré a buscar algo para beber.
Vi a Cate alejarse y volver a tomar su habitual compostura sensual que podría admitir era tan natural para ella como para mí lo era respirar. Gire para continuar observando el paisaje a lo que Albert, colocándose a mi lado dijo: “cate es una chica muy hermosa”
-sí, admito que cuando la vi fue lo primero que pensé- dije sin apartar la vista del paisaje.
-cuando ves algo bonito por primera vez- él también permaneció observando el paisaje- es una importante primera impresión, pero luego con el pasar del tiempo comienzas a observar otras cosas que también consideras “bonitas” e incluso hasta “hermosas” y tu primera impresión comienza a desdibujarse pero aun conservando una tenue línea y tu concepto de algo hermoso o bonito llega a ser más amplio hasta que podría llegarse al punto de perder el sentido de tales palabras. Pero (aunque muy pocas veces se ve) ocurren ocasiones que logras ver más allá, profundizas, estudias o exploras más los conceptos, comienzas a darte cuenta de que aquello que llamabas hermoso realmente no lo era y solo quedaría en la categoría de algo “bonito” y las cosas que eran bonitas dejan de serlo. Y sé que se escucha desalentador y una forma de ver las cosas bastante pesimistas pero resulta que cuando ves las cosas de ese modo y consigues un “algo” hermoso se valora aun mayor grado y se aprecia de igual modo.
-supongo que algo así es ella para ti-
-cuando tienes tanto tiempo conociéndola es difícil no quererla-
-¿y cómo se conocieron?- pregunte volteándome a verlo.
-es una larga historia, nos conocemos desde que éramos niños, congeniamos porque somos muy parecidos tanto que hasta podría decirse que no nos soportamos-
-te comprendo, me ocurre lo mismo con mi amiga Hanna, solemos pensar lo mismo hasta el punto de a veces no soportarnos pero aun así no podemos dejar de hablarnos- y mientras lo comentaba no podía evitar sonreír al pensar lo tonto que sonaba al decirlo en voz alta. Hanna mi mejor amiga, quien habíamos compartido tanto y aun así no lográbamos llegar a un acuerdo por las más mínimas cosas. “supongo que toda relación es complicada, aunque también nos gusta” termine exclamando.
-me sorprenden tus razonamientos-exclamo.
En aquellas palabras se hallaban ocultas cierto desdén por mi manera sencilla de ver la vida.-disculpa si mis palabras no logran hacerte desprenderte de la tierra, tal vez mi razonamiento sea burdo y tonto, pero no por no agradarte dejare de ser o comenzare a mejorar mi ser, lo siento pero no puedo hablar con alguien que esconde desprecio en su hablar- y volteándome me alejo del balcón dispuesta a salir intentando no mirarlo.
Tomándome de la mano me detuvo por un momento- lo siento no era mi intención ofenderte, solo hable sin pensar, no quería…
Aparte mi mano bruscamente y me dirigí de nuevo al salón. Mientras caminaba bastante decepcionada, intente sacar mi teléfono para escribirle a vall cuando de pronto me ataja Cate; Me observa un momento tenía la intención de decirme algo pero al verme me suelta, me hace señas para volver a la reunión aunque mantiene su distancia y solo se limita a caminar a mi lado, giro a observarla y ella me ve, sonríe y arregla su cabello voltea hacia atrás y la sigo con mi rostro detrás de nosotros a unos metros caminaba Albert con su habitual compostura, andando como si nada hubiese ocurrido, incluso hasta nos sonrió. Cate continua caminando a mi lado, se me acerca, su brazo se desliza por mi cuello y apoyando su rostro en mi cabeza me susurra: “tienes un don, Walter, un hermoso don.”