no le tengo titulo
-tenéis una muy hermosa armadura mi lord -le comento la joven moza, admirando por primera vez de cerca al caballero.
-os lo agradezco jovencita, aunque también está bañada de sangre, rasguños de espadas y las garras de las bestia a las que he combatido- deteniéndose un momento para conversar con la chiquilla- eso es lo que realmente hace grande a un caballero, no la opulencia de su vestimenta.
-imagino señor, usted debe haber matado a cientos de monstruos- los ojos de la joven brillaron aún más al ver que aquel gran caballero le respondió. -desde pequeña he escuchado las canciones de los juglares que cantan sobre usted tan grandemente. imagino que usted debe ser un hombre sin miedo para combatir a tan infames bestias, me gustaría ser como usted cuando crezca mi lord.
El caballero sonrió y acariciando su barba le respondió: lo que vos queréis no es una cosa sencilla, ser valiente requiere mucho más que tener un caballo y una espada, y andar matando cosas por donde quiera que andes. veras, Cuando andas por aquellos paramos desolados donde ya lleváis mas de 4 días a caballo, solo con tus meditaciones y de pronto os encontráis con aquella enorme cueva, bosque negro, castillo; donde sabéis sin lugar a duda que tu vida corre peligro y el camino os lo confirma con los huesos de antiguos caballeros y las manchas de sangre a tu alrededor. Entonces por vuestra mente os cruza dos ideas, la mas lógica claro esta seria tomar las riendas de vuestro caballo y marchaos pero, se nos presenta la segunda, tomar vuestra espada sostenerla firmemente y dirigios directamente hacia lo que otros considerareis una locura. Y por eso joven moza, os digo que para ser un caballero necesitáis un poco de locura.
La moza permaneció por unos momentos digiriendo estas palabras; el caballero levantándose entonces, terminada su lección se dispuso a volver a su caballo.
-y si-respondió entonces la joven- lleva consigo mas valientes? Si lleva consigo mas hombres así no tendría que pasar todas esas penurias solo, señor
-porque hay algo peor que la soledad, ver morir a tus amigos; ¡os lo dije niña! NECESITÁIS UN POCO DE LOCURA¡¡ para poder soportar la carga que pesa sobre vuestros hombros.
-pero señor, me parece un camino solitario.
-y ciertamente lo es. Por eso no me quito esta armadura y ando errante, siempre buscando enemigos que aniquilar, librar pueblos de las temibles bestias o bandidos. La honra y la fama, las canciones que perduraran después de mi- y montándose sobre su corcel termino de declarar: las sonrisa de los campesinos y la gracia de los señores.
-por que No se quita nunca su armadura, mi señor?
-porque el día que me la quite tendré que enfrentar a mi peor enemigo – e inclinándose hacia la niña, la miro atentamente. Su rostro estaba mugriento y calaverico, su ropa sucia. Sabia que pronto vendría el invierno y que no sobreviviría, ya había visto muchas veces los ojos de la muerte como para identificarlos en los de ella – y se que no podré ganarle, cuando sabes que no puedes ganar lo mas sensato es retirarse. No todas las batallas se ganan con la fuerza bruta las mas crueles y brillantes se ganan con el tiempo, desgastando a tu adversario.
-a que le teme mi señor? –pregunto la joven confundida
-eres una joven que pregunta mucho, debería azotarte por tu insolencia.
-no quería ofenderle, mi señor.
-ve lárgate y anda a molestar a otros.
-puedo ser su escudera, mi señor? Se cocinar y podría llevar su equipaje no necesitaría darme un caballo puedo caminar. Solo necesito alimento y cobijo.
Entonces el caballero mirándola desde su montura, erguido y con su brillante armadura, desgastada; alisando los pelos de su barba –no creo que me sirváis, de mucho; ademas mi viaje es solitario y peligroso para una niña como tu, no deseo tener mis manos manchadas de mas sangre inocente, os lo digo por tu bien, ve y vive una larga vida –guardando silencio, como pensando lo ultimo que quería decir, volvió a verla, podía oler la muerte acercándose, aquel fétido aroma al que luego se acostumbra y se identifica fácilmente en los olfatos entrenados. unas ultimas palabras pensó... –se necesita un poco de locura en este andar, joven moza, se necesita locura para permanecer en este viaje solitario, se necesita mucha locura para soportar tanto tiempo y aun seguir aquí- y lanzandole una moneda de plata, espoleando a su caballo se alejo de aquella moza.
-OS ADMIRO MUCHO MI SEÑOR, SOIS MI HÉROE DESEARÍA SER COMO USTED CUANDO SEA GRANDE- grito la moza a aquel caballero, mientras en su mano sostenía la moneda de plata.
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