Las aventuras de la joven Walter

in #venezuela6 years ago

-sabes hay cosas que no entiendo- dije mientras sostenía en mis manos mi taza roja favorita y observaba a Vall servirme el café de la mañana en la mesa de su departamento.
-y que serán esas “cosas” que no entiendes?- dijo mientras terminaba de servirme el café y sentarse. Vall lucia estupenda, con un hermoso corte de cabello: “corto atrás que iba alargándose hasta su barbilla, perfectamente alineado y que se batía con la sutileza y la gracia de su portadora”-¿siempre llevas tu taza a todas parte?- pregunto.
-¡sí!, es mi taza favorita para eventos importantes-conteste.
-interesante, supongo que este es un evento importante- la luz de la mañana atravesaba las ventanas de la cocina y llegaba hasta ella, que en ese ángulo la iluminaba perfectamente y resaltaba sus suaves rasgos.
-que tal estuvo tu viaje, como es Italia?- pregunte mientras colocaba mi barbilla entre mis manos preparándome para lo que pensaba que sería una estupenda historia.
-bien, es un hermoso lugar: arte, arquitectura, naturaleza, gastronomía y otras cosas que no sé cómo explicarte pero que juntas forman una exquisita experiencia enriquecedora. Y cómo va el trabajo?- pregunto cortante, mirándome a los ojos con expresión fría.

Ciertamente no esperaba esa pregunta y mi rostro no pudo contener como me sentía y solo pude emitir un gruñido de dolor mientras plasmaba mi cara contra la mesa y sentía como tocaba una herida abierta -agghh que te puedo decir mucho trabajo, poco dinero que de alguna manera siempre se me escapa antes de que llegue el siguiente cobro y bueno, deudas, pagos, alquileres, comprar comida y otras cosas… la vida adulta es más difícil de lo que se veía y eso no lo enseñan en la universidad.

-¿hoy trabajas?- pregunto de manera indiferente ante mi queja.
-si- conteste con mi cara aun pegada a la mesa. -¿por qué?- pregunte luego de unos segundos.
-Hanna te envía saludos dice: que lamenta que no nos puedas acompañar en la salida de hoy- contesto mientras observaba su teléfono sin siquiera voltear a observarme.
-QUEEEE¡¡¡- y entonces emití lo que yo considero es el sonido que emiten un alce herido, mientras me tiraba al espaldar de la silla para expresar lo mejor posible mi dolor ante esta noticia. –pero ella sabía que hoy trabajaba; me siento traicionada.
-Hanna también me conto que se habían inscrito en un gimnasio, nunca te vi como una chica de gimnasio.- ni siquiera se tomó un minuto en observarme
-si bueno ahí radica uno de mis problemas- conteste mientras volvía a incorporarme -no me gusta, pero, sé que es necesario, saludable y trae beneficios pero me desagrada hacerlo; ¿Cómo se supone que algo que es bueno para ti resulte ser lo más incómodo que puedas hacer? Eso no tiene sentido, lo bueno no debería sentirse bien? Por el hecho de serlo. concluí devastada ante la idea.
-solamente no estas acostumbrada a realizar ese tipo de actividades- soltando el teléfono me miró fijamente y continuo diciendo: “no puedes esperar que te guste todo lo que haces. No todas las cosas son tan fáciles de evaluar pero si estas segura que ese “algo” es bueno hazlo así no te guste; es un tanto extraño y confuso pero traerá frutos.”

La observe por un tiempo, intentaba procesar todo esto y dar una respuesta; si bien no podía negar que tenía razón su lógica aun así no quería aceptar que la tuviera por lo que volví a hundir mi cara en la mesa y emitir gruñidos como quejas. Ella se levantó y se dirigió hacia mí se inclinó y beso mi nuca y dijo: “descuida, para la próxima saldremos tú y yo ¡OH! Vendrás conmigo a la inauguración de una exposición, esos lugares suelen ser muy estirados y una compañía como la tuya me vendría estupenda, sé que lo disfrutaras y puedes quedarte el resto del día aquí.” Concluyo en tono de mama consentidora. Levante mi cara y con una enorme sonrisa exclame: “te quieroooo….” Mientras ella se alejaba para terminar de arreglarse.