Cuando mi país dejó de ser mi país.

in #venezuela7 years ago

Fue ya hace un par de años desde que saqué esta foto. En ese entonces mi vida era otra. Vivía en Venezuela y mis planes para el futuro eran un cuaderno lleno de sueños y garabatos. Todo parecía confuso y lo único seguro en ese entonces era que después de un día venía otro. Y aunque las posibilidades eran pocas entonces, eventualmente todo cambió.

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Fue hace ya un tiempo desde que me encontré con estas aves maravillosas. Turistas de Caracas que decidieron quedarse. Me cuesta creer que en los zoológicos más exóticos del mundo paguen por verlas en una jaula. Pero me parece más absurdo que, en este país, las personas sean las que se encuentren enjauladas. Incluso cuando las calles son las mismas, las nubes siguen flotando y las aves no piensan dejar de volar.

Aunque no ha pasado mucho tiempo, debo decir que todo aquello que alguna vez me rodeaba hoy parece ajeno a mí. Hay muchas cosas que no recuerdo con claridad. Pero hay otras que recuerdo muy bien: la sensación de inseguridad; la dificultad a la hora de encontrar comida, medicinas; y la constante ansiedad y terror que representa el día a día del venezolano que, lamentablemente, tiene claro solo una cosa: siempre se puede estar peor.

Y es precisamente esto, de lo que podría pasar todo el día hablando, lo que me permite asegurar una cosa: pensar en Venezuela me da miedo, y el hecho de pensar siquiera regresar, me aterroriza hasta el punto de provocarme pesadillas.

No está bien. Pero no es culpa mía. Los que crecimos y vivimos allí sabemos de lo que se trata. Y por ello espero que todo acabe lo más pronto posible. El hambre, el miedo, la muerte...

Porque pasará.