Un simbolismo a desentrañar (En ocasión del crucifijo con la hoz y el martillo que Evo Morales regaló al Papa Francisco)

in #venezuela6 years ago

"La cruz no es algo a entender, sino a asumir como escándalo" (Leonardo Boff)

Querer cambiar la cruz es querer cambiar el escándalo que representa la cruz. Cuando la hacemos que pase a ser función de otra realidad, estamos diciéndole a Dios: Quédate tranquilo, estático, no te metas con nosotros, sigue siendo el «Deus inmovens» de la concepción griega; porque descubrimos que la cruz no sirve para nada, no evita las cosas, por tanto no puedes estar allí. ¡Pero qué muestra más grotesca de ignorancia pensar así!

Es en la cruz donde Dios está en sumo grado. Yo fui tentado a caer en esa trampa de no contradecir la lógica de la razón, que busca la causa del mal, la causa de los dolores, hasta que me resigné a entender que la cruz no es filosofía que va tras la busca de las últimas causas; que prefiere ver en el martillo el lugar para suprimir el dolor humano, y no la cruz; porque en la concepción comunista la cruz está para eternizar el dolor y la injusticia. Eso se lo dejo a los adoradores de la razón y la sabiduría: algunos filósofos y maestros de Teología.

La única experiencia especial y razón que puedo argumentar, es que el único que resucita es el crucificado, no Apolo, ni Júpiter, ni Chávez por más que lo hayan elevado a imagen que se le debe rendir culto.

La cruz es el rechazo a Jesús por un mundo que le da importancia a automantenerse en el poder (Nótese que todas las acciones del gobierno van encaminadas en ese sentido, y no hacia el bienestar común ), olvidándose que todos los poderes sucumbirán ante la muerte, y lo único más fuerte que la muerte es el amor, por cierto al que siempre he hecho sinónimo de cruz.

Entonces la cruz que más conviene a esta ideología es una que represente más bien el odio, y nada mejor que el símbolo de un martillo, que golpea con la violencia con que se quieren imponer las cosas, que destruye, olvidándose que el amor y la reconciliación es la fuerza que todo lo conquista; y está también el símbolo de la hoz que seguirá siendo sinónimo de muerte y juicio.

Clavar a Jesucristo a otra cosa que no sea el madero, como muchos proxenetamente han permitido en nuestro país, paradójicamente transmite la idea de eternizarnos en nuestra situación de esclavos, proletarios y marginados; es no dejar espacio para superar las situaciones como tristemente parece ser la atmósfera que intuimos y respiramos en la Venezuela de hoy día

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