“Indiana Jones” existió y pasó por Venezuela (Parte I)

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Hiram Bingham, a la usanza de Indiana Jones

(Elvis Ramírez).- Hiram Bingham fue un explorador y político de los Estados Unidos que realizó entre 1906 y 1907 un viaje por Venezuela y Colombia, con lo que escribió un diario llamado “Una exploración de la ruta de Bolívar de los campos de batalla de Boyacá y de Carabobo”.
Trajeado a la usanza de los exploradores del siglo 19 e inicios del siglo pasado, con sombrero y botas “estilo Indiana Jones”, Bingham dedicó una buena parte de su libro a Barinas, por donde pasó y hasta tomó fotografías de varios pueblos como Sabaneta, por ejemplo.
Un mapa y 133 fotografías sirven para reseñar el largo texto de las aventuras de quien en aquel momento era profesor de la Universidad de Yale y quien también fue gobernador de Connecticut y miembro del Senado de su país.
En el prefacio, el viajante cuenta que la investigación le llevó ocho años previos para recoger el material “para una historia de las guerras de independencia de América del Sur y de San Martín y Bolívar, los principales héroes de esa era”.
En sus páginas, Bingham relata el camino que tomó El Libertador en las principales batallas, pero especialmente dedica dos capítulos titulados “De Carabobo a Barinas” y “De Barinas al río Apure” que son los más interesantes para este trabajo.
Después de recibir el Año Nuevo de 1907 en la plaza Bolívar de Caracas, sale de Valle de Naipe, en Carabobo, el 21 de enero para enfilarse hacia Barinas.
El grupo, continúa la historia, estaba formado por Bingham, Josh Abdías Nero, jefe de cocina; Richard Harvey, el “todero”; Rafael Rivas, carretero, y “Waldemera, un muchacho venezolano de rostro agradable, de veinte años, amigo de Rafael, que ha unido voluntariamente a la expedición para acompañarlo y ver el mundo”.

EN BARINAS

Ya a finales de enero y llegando de la Aparición tras atravesar el río Boconó, tocan tierras barinesas en Sabaneta, después de cruzar “un denso bosque de aproximadamente dos leguas”.
De acuerdo a su descripción, Sabaneta se trata de un pequeño pueblo sin importancia salvo que tiene una buena posada, que es la “casa de medio camino” natural entre Guanare y Barinas, cuyos propietarios son “dos damas mayores, criollas españolas”.
El 1° de febrero, salen de Sabaneta hacia Barinas “por la vía de Obispo”, pero debido a que el camino era nuevo y muy pesado, deciden evitarlo y se internan en una gran selva para llegar a Barrancas., donde “en un magnífico bosque tropical eran frecuentes manadas de monos parloteando, cantidades de pájaros de alegres colores, numerosas picaduras de insectos y millones de hormigas”.
En sus escritos, el explorador nombra ríos hasta hoy muy bien conocidos como La Yuca y el infaltable Santo Domingo, que describe como “una gran corriente con muchas islas”
Después de pasar la noche en la ribera “de allá” del río, los viajantes llegan a las 8 de la mañana a “la vieja ciudad de Barinas, famosa en otras épocas por su tabaco, dueño de los mercados de Alemania”, donde primero consiguen una posada.
“Hay aquí unos mil habitantes”, dice, aunque apunta que la cifra oficial llega a 2.500 almas.
Como hecho curioso, esa noche, “una agrupación conformada por un fagot, un violín, una tuba y una flauta estaban ensayando el domingo por la tarde en una de las habitaciones de la posada, lo que hace escribir bastante difícil”,
El investigador resalta en sus páginas “las ruinas del Palacio del Marqués, cuyo techo se cayó y gran parte de la rica ornamentación, ya no están”, pero sus paredes y columnas todavía permanecen en pie.
“Barinas es la última ciudad que veremos durante algún tiempo”, escribe, y la compara con San Carlos, Araure y Guanare.

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La posada en Sabaneta, atendida por “dos damas mayores, criollas españolas”