Concurso fotográfico T-2 E-66 “Frutas al descubierto”

Una lechosa por dentro tiene tanto que decirnos desde su interior, es una fruta frágil y fuerte a la vez, su fragilidad radica en el tiempo de consumo que tiene tan breve al estar madura sin refrigerar y toda sus fortaleza en esas fibras internas ricas en papaína una proteína única para ella la cual tiene la potencialidad como enzima de facilitar la digestión de las proteínas.

Papaya se le dice en otros países, esa conjugación de colores internos en tonalidades de anaranjado nos muestra también su grado de madurez, contrastando con el negro intenso de sus muchas y múltiples semillas las cuales deben retirarse en su totalidad para no impregnar de amargor su sabor. Descubrimos en su profundidad además ese brillo de sus semillas como recubiertas con una fibrina…pareciera que pidieran no ser desechadas. Es una fruta que suele tener un dulzor especial, con una textura muy blanda al masticar de fácil deglución, como apetecible para nutrirnos con esa cantidad de vitaminas que posee todas muy saludables al organismo.

Descubrí todo su mundo “por dentro” al observarla, reflexioné que curiosamente con la lechosa se prepara un postre venezolano muy popular, para el cual se debe utilizar la fruta en estado “verde” (sin madurar) logrando una exquisitez para cualquier paladar en ocasiones unido a la piña en una combinación tradicional cultural de Venezuela.

La prefiero en “batido” ósea licuada con leche, lo que en otros parajes llaman merengada, es uno de mis favoritos e igualmente frágil debe ser consumido al poco tiempo de su preparación…con una imagen interior hermosa siempre es una sorpresa abrir uno de estos frutos ya que puedes encontrar muchas semillas una o ninguna…un ejemplo de lo sabio de la naturaleza.