Siguiendo la ruta a la cima del cielo
Querida comunidad de Steemit Aquí estoy para continuar mi relato
La mañana estaba preciosa, el corazón me saltaba de alegría! Conocímos a los 4 fantásticos como los bauticé, 1 chica y 3 chicos de Caracas con los que sentí una conexión filial que no disimulé y el inicio de una amistad que presentí iba a trascender los límites de la Gran Sabana
Con ese bastón natural que me había encontrado, el 04 de enero de 2004, dejamos atrás a Paratöpü de Roröima (en Taurepan); pidiendio antes permiso a los elementales del lugar y a ese “Ser” inmenso que ya se dejaba sentir: el espíritu del “lugar donde nacen todas las aguas”. Comencé mi travesía con mi morral cargando sólo lo indispensable (7 Kgs) y las 2 penas que ya les había dicho, estaba dispuesta a soltar en esa inmensidad. Una emoción me recorría el cuerpo y el alma, ya no había marcha atrás! Michael, nuestro guía nos explicó el primer recorrido y ... caminantes a andar!!! Pasamos bajadas, subidas y deliciosos riachuelos, con una sola parada para un “tente en pie” y aunque estaba empapada de las rodillas para abajo por las contínuas lloviznas, me sentía cada vez más felizzzz con cada paso que me acercaba a mi soñado tepuy. A los lejos pude ver lo que sería nuestro primer campamento: el caserío del “Río Tek”. Al llegar me puse mi traje de baño y me dí un largo y reconfortante baño en ese río que lamentablemente, mostraba las huellas de la inconsciencia del ser humano: residuos sólidos producto del tránsito diario de gente que aunque están en el paraíso, sólo piensan en sí mismas.
Sentí delicioso cuando me puse la ropa seca. El atardecer era un espectáculo: sobre los dos montes se veía una luz dorada que le sumó más magia al lugar.
El resto del grupo empezó a llegar y cuando instalaron las carpas, fue delicioso descansar en posición horizontal. La noche nos regaló un manto de estrellas, la Vía Láctea se lució en todo su esplendor y estrellas fugaces hicieron acto de presencia para completar la función. Todas las personas con las que me crucé, que venían de regreso, se veían cansadas pero con una luz en los ojos y la frase común era “¡Hermoso! ¡Vale la pena!”...
Todas las fotos tomadas en este paseo son de mi autoría