Querida @samic, te cuento mi historia de amor.
Hace muchos años floreció la primavera de manera diferente. Un sueño arropó todo mi ser, una presencia intangible, una voz, una suave brisa acarició mi mejilla y un tibio beso, selló mis labios.
Una declaración de amor etérea, un juramento de amor pactado entre las neblinas de la inconsciencia. La pureza, la ingenuidad, la ternura, lo sublime; todo amalgamado en un mar de sensaciones. Fue un sentimiento novedoso, inexplicable, indescifrable. Era mi tierna juventud, era el mar orlado por miles de gaviotas danzando en su armonioso vuelo. Tal vez era el amor.
Y se paralizó el calendario de mi corazón y los años dejaron de tener primaveras. El tiempo siguió su curso y mi vida transcurría llena de mucho, pero incompleta; hasta que el reloj del universo completó el giro que tenía marcado para mí.
Y llegó el día en que volví a ver una tarde florecida ¿volvió la primavera? Una palabra, un saludo, un cruce de miradas, un aroma tatuado en mi recuerdo, la tibieza de su mano al estrechar la mía y la bandada de mariposas alzó el vuelo. Todos los trinos de las alondras en un solo himno: El amor.
Supe que aquello, sucedido hacía tantas lunas, no fue un sueño, fue una revelación, una declaración del cosmos, el sello de una alianza entre mi alma gemela y yo.
Cumplidos los tiempos, sin importar la edad de nuestros cuerpos, nos encontramos. Nuestras almas mantuvieron la lozanía de aquella primavera en que hicimos el juramento del verdadero amor.
Nos reconocimos, nos abrazamos, nos besamos y dijimos hasta pronto; porque solo esperamos saber en qué lugar del infinito, consumaremos finalmente, nuestro amor.
Las huellas de nuestras lágrimas, serán la guía.
Mientras tanto, espero...

Soy @armonia

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