Hail the king!

(¡Alaben al Rey!)

Porque todos deseamos ser rey

"Honor y gloria

Sino, ¿por qué habría de morir Aquiles?
Sin Homeros ni Iliadas,
sin leones y sus espadas.

Hail the king!

Y lo demás no importaba.
La vida y sus simplezas,
sin la gloria que exaltaba.

¡Alaben al Rey!

Postrados al filo de su arma,
con ejercitos desenfundados
que una vez más nos enseñan

Que sin honor y gloria,
toda esta guerra
no sería
nada."

Es tiempo de merecernos tanto la vida, que morir sea sólo una injusticia.

Cámara: Nikon Coolpix 810L

Les contaré una historia de un joven monarca. Corona de un reino sempiterno e inmarcecible, o al menos tanto como podría serlo un reino mundano y terrenal. Aunque este rey... Este rey, era excelso. Era sublime. ¡Rozaba lo divino! Y sus súbditos lo adoraban, y entendían. O al menos eso creían.

Érase un reino sin paredes, ni casas, ni edificios. Érase un Rey sin trono ni corona. En donde la música y la danza eran una sola, y emanaban de la voz del monarca. No había anfiteatros, ¡ni Dionisio existir había pensado! Y ¿el aerópago? Ni me molesto en mencionarlo. El teatro, literatura, cine, ¡todo, todo! Era un sueño.

Si, era eso. Un sueño en los ojos del joven monarca.

El único con tal visión para verlo, el único con valor para sentirlo y hacerlo sentir. El primer valiente dispuesto a llorar en prosa, y reír sin idiomas. Y como todo soñador, un día...

Un día conoció el amor.

Lo conoció en los ojos de una joven citadina, la cual no era ni diosa ni divina, pero concebió semilla, fruto del amor de aquellos dos. Se coronó reina tras el primer beso, ¡el primer beso de amor de toda la historia! Y no se imaginó que habría de morir al dar a luz a una preciosa niña con ojos de girasol.

Tras llorar su lecho, sostuvo a su niña y evocó el poder de todos sus sueños. Sus súbditos, atónitos, no comprendían al ver aquel vasallaje de emociones, pues solo el Rey sabía amar como amaba. La cuasi divinidad se hizo miseria y lloró a su primer y único amor. La joven citadina a quien llamó Ruiseñor. Y elevó a su niña en brazos y promulgó su nombre: Calíope.

Calíope fue instruida en toda maravilla, y en su humanidad repartió dones y risas, cantos de alegría que nadie más podía compartir, porque eran maravillas guardadas sólo para el linaje real. Hastiada de esto, se hizo de siete hermanos que su padre fue adoptando en capricho de su niña amada. Ella al primero llamó Arquitectura, y le habló del Taj Mahal, de Santa Sofía y el Burj Al Arab, que había oído de los sueños de su padre en las conversaciones de intimidad.

El segundo era tan fuerte como el primero, pero más apasionado; así que a este llamó Escultura, y le susurró al oído maravillas del Discóbolo De Mirón, del Moái y del Cristo Redentor. El tercero era más del tacto que de fuerza, de detalles que tamaños, por lo que sin dudar dio con su nombre ideal: "¡Pintura tú serás! Y vivificarás a la Gioconda, a Guernina y las Mininas. Y por favor, por favor, destácate en las Bóveda de la Capilla Sixtina."

La cuarta era una niña prodigio, que veía en pentagramas y soñaba entre escalas. Solo ella podía fungir el más difícil de los sueños, y fue así que se le llamó Música. Y Calíope dedicó un poco más de tiempo en hablarle de óperas y flamencos, de gaitas y rock & roll. Muy cercana a ella era otra joven niña, que entrelineaba sus versos y le acompañaba en ideas y textos. Calíope fue astuta al llamarle Literatura y Teatro, a sabiendas de que sería la madre de musas, y escribana de las mejores historias.

(Desde entonces poetas y trovadores se aman como hermanos.)

Y junto a ellas se alzaría petulante la más soberbia de todas ellas. La elegante, la variable, la rebelde. Multifacética ella, de alta alcurnia y de barrios, del Hip Hop y de Vivaldi, la vívida Danza se enarbolaría sublime como su padre. Y el más joven de todos, el niño más pequeño, recibió una lente y se le dijo "Cine, un día los reflectores serán todos tuyos. Serás una estrella."

Y así, Calíope repartió los sueños de su padre antes de ser acusada de alta traición, al diluir los sueños de su padre y entregar al mundo las siete bellas artes. Maldita por traición, su cuerpo fue convertido en el de un azulejo, destinada a vagar por la tierra propagando la expansión del reino global.

En donde sólo habría un rey.

Y ese rey, es el Arte.

Hail the king!

Canta la bella ave.

Estos han sido relato, prosa y fotografías complemente inéditos y de mi autoría, presentados especialmente para la final del SteemTopArt.

No hay razón alguna para decirles que mi marca merece ganar. De hecho, ¡admiro a mi competencia! Y se que ganará quien deba ganar, pero si les confieso algo...

El peso del arte sobre mis hombros.

... Deseo ser el rey.