¿Quien Soy? Continuación...

¿Qué? Él iba a tocar el saxophone… Dios, verlo allí tomando un instrumento y no me había dicho nada!!!!!!!! Estaba molesta, pero a la vez orgullosa. Y cuando empezó a soplar su poderoso instrumento, solo me quedé perpleja, anonadada, me enamore aún más. Como lo amaba… Los disfrutaba tanto, que decidí ayudarlo, y con otras chicas que ni conocía, pero bailaban genial nos colocamos a realizar como una especie de improvisación entre nosotras y las personas nos aplaudían y los músicos más cálidos se sentían. Esa noche nunca la podré olvidar, era mi momento, conjunto a él, ese chico que amaba con todas las fuerzas de mi SER. Luego solo nos fuimos caminando y creando miles de historias para nuestro futuro. Historias que con un gran beso y un fuerte abrazo, despertaron una fuerte sensación de deseo en ambos… Como él trabajaba me dijo que quería realizar algo para los dos, y nos dirigimos a un hotel muy hermoso cerca de la avenida epicanto. Le pregunte si estaba en sus posibilidades y el solo se rio y con un beso me deleito. Luego me cargo y entramos a esa hermosa recepción. Había muebles bellísimos, decoraciones de la época… Espectaculares, y un servicio esplendido. Inmediatamente el pidió una habitación y le generaron la cuenta. Luego de pagar le dieron la llave. Claro está, me bajo para poder realizar todo. Después me volvió a cargar, y nos dirigimos a un cuarto con vista a la ciudad (preciosísimo). Tenía un olor a canela y una sensación tan peculiar. Aunque era normal ante lo que sentíamos en ese momento mi novio y yo. Solo pude dejarme tumbar en la cama y reírme, él simplemente se me acercó y dijo: Te amo Victoria, y quiero estar contigo siempre, solo tú y yo. ¿Conmigo? ¿Siempre? ¿Cómo pudo leer mis pensamientos? Era tan genial, sentía como todo iba a plenitud. Así mismo empezó algo que nunca había hecho, nos quitamos prenda por prenda, mientras besaba cada parte de mi cuerpo y reía porque en algunas zonas me generaba cosquillas. Pero duraron poco, ya que después sentí un fuego muy fuerte, una magnetización tan alocada que solo quería que nuestras almas se sintieran como una sola. Y así fue, él se colocó encima de mi cuerpo desnudo, su pecho toco el mío, su pelvis la mía, y sentí un dolor placentero cuando el más se acercaba, tanto así, que me asuste, pero solo me calmaba y decía que era normal. Que lo que estábamos haciendo era algo que la profesora de biología alguna vez explico en clase. Al escucharle decir eso, me calme, y no podía dejar de ver su hermoso cuerpo uniéndose al mío, sus preciosos ojos conectados conmigo, y su singular forma de excitarse pero cuidándome al mismo tiempo. Hasta que me concentre y pude sentirme en el aire, liviana, y acompañada del ser más maravilloso de la historia. Los olores, la música que sonaba afuera, el calor de nuestros cuerpo, todo era increíble. Y así terminamos en un largo pero delicado suspiro, yo encima de su pecho y él acariciando mi cabello…

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