Milagros inexplicables
Como persona siempre me han intrigado los eventos inexplicables, así como lo son algunos milagros y siempre hemos escuchado que estos van de la mano de dios
Pero ya queda de parte de cada quien creer si estos son ciertos o falsos
Estas son algunas historias que he escuchado de personas que me han contado sus experiencias, e intente interpretar esos relatos en narraciones entretenidas
(Fotografia tomada por mi)
- Esta historia me la conto un hombre, de unos 30 años, era alto y de piel morena, decía que había viajado por distintas partes del mundo y que la razón de su viaje era buscar a Dios. Sinceramente me dio curiosidad y le pregunte “donde surgió esa razón” y el me respondió con este relato:
“Quizá no me creas, y no te culpo, pero fue algo que me paso y jamás lo olvidare, si lo crees o no, es problema suyo, pero sé que fue verdad lo que viví.
Me encontraba en Alaska, me fui con mi familia a pasar tiempo en las montañas y esquiar, ya que me dedicaba todo el año vender viviendas de lujo en la ciudad y en ese entonces necesitaba aire puro y desastresarme.
En plena tarde, mis hijos se quedaron en la cabaña con mi esposa, tomando chocolate caliente junto al fuego, yo decidí salir por leña, pero quise aventurarme un poco en el bosque, así que me aleje un poco, pero el bosque es engañoso, y más cuando todo está cubierto con nieve, caminaba y no note que había una parte que era nieve sobre simples hojas y de repente caí por el declive, rodando varios metros cuesta abajo, al caer, me golpeé la cabeza y me desmaye, me desperté cuando sentía mojado mi cuerpo, era mi propia sangre derramada, mi brazo izquierdo y pierna derecha estaban rotas, con huesos expuestos, sangraba mucho, y dado la nieve y la pérdida de sangre, mi piel estaba morada, pero lo peor, fue que llegaron lobos era una pequeña manada de algunos 8 o 9 lobos, con sus cachorritos, me gruñían con posición de atacarme, y yo totalmente indefenso, débil y sin movilidad, creí morir, al ver que los lobos más grandes se me acercaban mostrando los dientes, listos para devorarme, solo opte por cerrar mis ojos y decir: ¡Dios, nunca desampares a mis hijos y a mi esposa, cuídalos, y protégelos siempre…!
De la nada sentí una pequeña palmada en mi hombro y un hombre estaba tras de mí, de ropa muy destrozada, como la un vagabundo, pero extremadamente limpia, y su rostro era muy aseado, de aspecto muy atractivo, se puso delante de mí y los feroces lobos se tranquilizaron, comenzaron a comportarse como si fueran cachorros jugando, le lamian las manos, incluso se ponían pansa arriba, esperando carisias del hombre.
El extraño dijo: ¡¡retírense a otra parte!! Y los lobos después de lamer la mano del hombre, se fueron como si fueren cachorros, el hombre toco mis heridas y estas sanaron de inmediato, y cuando le agradecí, escuché la voz de mi mujer buscándome, y al voltear de nuevo, el extraño hombre había desaparecido.”
Después de esa historia comprendí un poco más de su viaje y aunque no supe más de él, si me quedo una buena historia que contar
- Esta fue un historia que en parte viví fue una vez que estaba de vacaciones en Venezuela, estado Bolívar, específicamente en el rio Orinoco, éramos algunos familiares y amigos, antes de hacer el campamento cruzamos de una orilla a la otra, la corriente era fuerte pero no fue problema para el motor en la lancha donde íbamos ese mismo día en la noche todos estábamos comiendo, y uno de mis amigos que ya había terminado de comer, decidió explorar un poco más mientras todos nosotros terminábamos de comer, pasaron unas horas hasta que nos dimos cuenta que “Juan” nuestro amigo no regresaba, entonces decidimos buscarlo, pasaron alrededor de unos 10 minutos cuando vimos a Juan a la orilla del rio a unos cuantos metros del campamento, estaba sentado y con una cara de sorpresa, al vernos nos cuenta lo que le paso, después de alejarse del campamento, dijo: “fui a una de las orillas del rio, la corriente era fuerte, así que decidí caminar cerca del rio y no nadar en él, tome un palo y le amarre mi cuchillo para intentar pescar un pez, pero cuando vi un pez, quise tirarle el palo con el cuchillo pero resbale, el ruido de la corriente era tan fuerte y la rapidez en que caí fue tal que grite pero no funciono, pues nadie escucho lo que me sucedía.
El rio me llevo corriente abajo, y no podía ver nada debido a la rapidez con la que me arrastraba, entonces algo me succiono a la parte onda, era como si una segunda corriente me hundiera sobre la misma corriente.
Comencé a sentir desesperación y falta de oxígeno, entonces todo comenzó a nublarse, ya no escuchaba nada, no había dolor, sentí paz, tranquilidad, como si todo fuera ya a terminar, pero dentro de mí pensé: no quiero morir aun, ¡¡ayúdenme!!
Entonces dentro de la oscuridad, vi un hombre acercarse a mí, estaba totalmente de blanco, cabello negro intenso, ojos café claros, piel blanca como la de un bebe, me tomo de la mano, me sonrió, sentí que todo estaría bien, entonces toco mi pecho y sentí como un fuerte golpe, en ese momento reaccione, vomite agua de mis pulmones y vi que me encontraba en la orilla del rio, a unos 3 metros de la orilla”.
Fue un poco impactante, lo que nos contó Juan, pero lo que más nos importó en ese momento es que él estaba en buen estado y a salvo
- Esta es una de las historia que me han contado más recientes, yo había recaído por una enfermedad y decidí ir al hospital a lo cual mi madre decidió acompañarme, luego de hablar con el medico, me administraron un medicamento y después de eso me podía retirar del lugar, en ese momento veo a una señora de unos 50 años, robusta, y despedía una enorme alegría en su rostro, se sentó a mi lado y no hizo falta preguntarle nada, parecía como que más bien quería hablar con alguien para expresar su emoción, entonces me explico: “Mi hijo es pequeño, tiene unos 4 años. Y hace unos días se me enfermo, pero le di remedios caseros, pasaron unos 2 días, cuando su situación empeoro, así que lo lleve al médico, el cual lo vio muy mal, por lo que lo interno inmediatamente, al parecer, contrajo un virus muy agresivo debido a los canales de agua sucia que hay cerca de la casa, así que le dieron diferentes medicamentos para ayudarle, el problema es que lejos de sanar, duro apenas 2 días más cuando empeoro al grado que no se estaba moviendo ya.
“vallase preparando para lo peor, y haga feliz a su niño el tiempo que queda” fueron las palabras del médico, diciéndome que a mi niño le quedaba poco de vida, “es muy raro que a alguien le de este virus, pero cuando lo contrae, mata rápidamente a la persona” me decía el medico sin esperanzas.
A la noche siguiente mi hijo apenas podía hablar y se le entendía poco, lo comprendí, él estaba ya por morir, pero que podía hacer ¿yo? Sentí una gran impotencia, por lo que opte mi último y final recurso, me hinque junto a su cama, tome su mano y con lágrimas desesperadas, con el corazón triste le dije a Dios: eres mi última opción, solo tú puedes lograrlo, sálvalo y te juro que jamás volveré a tocar el ¡alcohol!, Entonces sentí como algo en mi corazón me pedía que dejara el cigarro a lo que dije: Dios… hago un pacto contigo que jamás volveré a fumar, tal y como me lo pides, si lo salvas, por favor… sálvalo.
Dure orando tanto tiempo que me quede dormida, de rodillas sujetando la débil mano de mi hijo, sintiendo como moría poco a poco, y de repente sentí como una luz y abrí mis ojos, una manita me toco el rostro y me dijo: “¿porque lloras mama?” Entonces me talle los ojos con mi brazo izquierdo, y cuando mire, estaba mi hijo sonriendo, tal y como estaba antes de ponerse mal, y comprendí, que un ángel, había bajado a sanarlo, confirmando el mutuo acuerdo entre yo y Dios”.
Me entretuve con su historia, ella solo estaba esperando a que le dieran de alta a su hijo