Emigrar [Segunda Parte]

Les he hablado de los días 1, 2 y 3, es decir: Lunes, Martes y Miércoles. De Lunes a Martes, llegamos a Puerto Ordaz; allí pasamos el día Martes. Y el Miércoles viajamos a Santa Elena de Uairén.

Esa mañana llegamos a la frontera Venezuela-Brazil a las 6:40 a.m. Desde donde nos estabamos quedando, la línea estaba a unos 15 minutos en carro. El primer trámite a realizar, fue en el SAIME, del lado de Venezuela. Pero como un buen equipo, decidimos dividirnos para adelantar la cola en el lado de Brazil. Del SAIME salimos a eso de las 9:00 a.m. pues (cómo cosa rara) el sistema estaba lento y de paso, solo había un funcionario trabajando inicialmente. Caminamos hasta Brazil y estuvimos listos con la sellada de la entrada al país a las 10:00 a.m. Lo que más nos demoró fue que decidimos vacunarnos de una vez, por lo que salimos de la línea a las 2:00 p.m.

Esperando la vacunación en Brazil

De regreso en la posada, cansados, con los brazos adoloridos (yo más porque me colocaron más vacunas que a mis padres) dormimos hasta las 9:00 de la noche, de nuevo, había que buscar qué comer y ¡sin efectivo! Así que morimos en el mismo local de la noche anterior y cenamos allí.

Día Viernes

Aquí comienza el viaje. A la 1 de la tarde estábamos en el terminal de Brazil listos para arrancar hacia Boa Vista. El viaje, duró (si mal no recuerdo) tres horas. Atravesando extensiones de campos, lagos, casitas y jungla por toda la vía.

Llegamos al terminal de Boa Vista y tuvimos que esperar 4 horas hasta tomar el siguiente bus. Durante la estadía en el terminal, comimos algo antes de arrancar nuevamente hacia Manaus. Ese viaje, si duró toda la noche, atravesando el Macizo Guayanés hasta llegar a destino.

Día Sábado

Ya estábamos en Manaus. La espera allí fue más larga, pero pudimos refrescarnos mientras hacíamos tiempo para tomar nuestro primer vuelo; que era Manaus-Belem a las 4 de la tarde. Una vez el avión aterrizó, todos desembarcaron menos nosotros y una señora (realmente fue bastante gracioso el tener que quedarnos dentro del avión). A las 8, partimos hacia Sao Paulo, donde aterrizamos a las 12:30 a.m. del día siguiente.

Día Domingo

Ya faltaba menos. El cansancio era indescriptible, las emociones a flor de piel y los sentimientos encontrados. La familia, del otro lado de la línea constantemente preguntando cómo iba el viaje y las fuerzas eran cada vez menores. Finalmente, era la hora de tomar el último vuelo de la travesía. Sao Paulo-Montevideo. Parecía eterno, parecía inalcanzable; Sin embargo, aterrizamos con bien a las 4:30 a.m. en la capital de la República Oriental del Uruguay; estábamos en Montevideo y ya no había vuelta atrás.

A esa hora y a 4 grados de temperatura, Dios nos envió un angelito, que pasó la noche esperándonos en el aeropuerto. Haciendo que nuestra llegada a esta hermosa ciudad, fuera muchísimo más amena.

Todas las Fotografías presentadas en este Post fueron tomadas con la Cámara de un iPhone 6