Confesiones postparto: la maternidad y su lado no tan romántico
5/10/2017
Querida mi misma:
Han sido hasta ahora veintidós días de achaques físicos, sube y bajas emocionales, trasnochos y una imagen al verte al espejo con la que de cierta manera no te identificas y te da miedo a momentos que "las piezas" no vuelvan a su lugar. Me pregunto si mi cuerpo fue objeto de una obra de arte abstracto y el pánico se apodera.
Pasar días sin una gota de maquillaje o algo tan sencillo como peinarte, parece inimaginable, pero es mi realidad. Se ha vuelto habitual llorar delante de la gente, otras veces en silencio... Al caer la noche me permito ser débil por un rato recordando que no soy perfecta, que soy un ser humano y hasta donde la fuerza me lo permita, debo hacer lo posible para volver lo más pronto al ruedo. Sonrío, algunas veces fingiendo, porque la verdad es que al final del día me duelen hasta las uñas.
Se que tu corazón no va a poder borrar jamás el duro encuentro con la realidad de ser madre soltera... esa primera noche en casa tras una cesárea, una mezcla entre dolor y cansancio. Esa primera madrugada, aporreada, pero más fuerte que nunca... El llanto que aflora el instinto, yo haciendo cuna para ti entre mis brazos. Silenciosa noche donde eramos solo ella y yo, cruzando miradas, saboreando la realidad. Para esto no hay maquillaje que valga. Yo muy cansada pero tan enamorada.
Sí, esta es mi cruda verdad de la maternidad, lo que se oculta detrás de un selfie dónde la sonrisa aparentemente le da la vuelta a tu cara. La verdad es que nadie nunca dice que es tarea fácil... El instinto nos impulsa a seguir adelante, a cuidar, a proteger a ese ser tan indefenso en nuestros brazos. Esa voz interna tan intensa que te recuerda, permanentemente, que te necesitan para vivir.
Permitirme momentos vulnerables es también parte de la tarea en días como hoy donde debo admitir, que también me gustaría un abrazo que me pueda reconfortar y que me recuerde que si se puede. Si no hay brazos ajenos entonces me abrazo y me aliento con esa voz desde muy adentro de mi corazón que me repite "recuerda que no estas sola". Me doy permiso de mostrarme en una imagen imperfectamente perfecta, más real, sin pinturas, atavíos corporales y donde el peine se encuentra de vacaciones.
El amor el motor de la vida y que mejor que el mas puro de los pequeñitos y el de una madre.
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