El Dilema del Erizo
Resulta tremendamente desagradable vivir en un entorno familiar donde las discusiones y el mal ambiente estén a la orden del día. Es muy frustrante pasar la infancia alternando entre peleas de tus padres y largos periodos de gélido silencio, en los cuales no entiendes que está pasando y no te atreves a decir una sola palabra, no vaya a ser que metas la pata. Durante la adolescencia la situación empeora, ya que o acabas convirtiéndote en un rebelde o bien te encierras en ti mismo; o lo que es peor, una mezcla de ambas.
Nunca pude entender el motivo del por qué mis padres no se separaron y decidieron emprender caminos por separado; el motivo por el cual continuamente se hacían daño entre ellos y lo que es peor, se lo hacían a sus hijos; el motivo de pasar semanas sin hablarse, manteniendo una prudencial y tensa distancia hasta que finalmente, y por arte de magia, siempre llegaba la ansiada reconciliación.
Fue ya bien entrado en la edad adulta, cuando a través de mis estudios de psicología tuve acceso a una posible explicación del por qué ocurren este tipo de situaciones: se trata del denominado “dilema del erizo”.
Hace poco @ficiones escribió un brillante comentario a uno de mis artículos en el cual me recordaba la figura de uno de los más insignes y controvertidos filósofos de todos los tiempos.
Amado por unos y despreciado por otros, sin duda Arthur Schopenhauer, no deja indiferente a nadie. Confieso que conozco poco de su obra, pero hace ya años que descubrí su polémica visión pesimista de la vida y de las relaciones entre los seres humano, y su explicación acerca del motivo de que muchas parejas no se separen y continúan juntas a lo largo de toda su vida, a pesar de no llevarse bien y hacerse daño mutuamente. Este pensamiento, Schopenhauer lo plasmó en su célebre “dilema del erizo”.
En la vida podemos encontrarnos con personas que tienen una gran facilidad para romper relaciones cuando no se encuentran cómodas, y buscar nuevas parejas o caminar en solitario; pero también encontramos personas que son incapaces de dar este paso y pasan su vida unidos a alguien, a pesar de no ser felices a su lado.
Schopenhauer plantea una parábola acerca de un grupo de erizos que siente la necesidad de acercarse para darse calor y no morir de frío. Sin embargo la proximidad hace que se claven las púas y sientan dolor, con lo cual comienzan a alejarse; pero a su vez, si se encuentran a demasiada distancia vuelven a sentir frío y corren el riesgo de perecer congelados. La solución al final está en encontrar la distancia idónea para no hacerse demasiado daño ni morir de frío.
Si transportamos eso mismo a las relaciones humanas, Schopenhauer manifiesta que las personas nacemos con la necesidad intrínseca de buscar pareja, pensando que a través del amor vamos a obtener la felicidad; creemos que el amor es el antídoto perfecto para solucionar todos los problemas que tenemos. Al igual que los erizos que se juntan para evitar el frío, las personas buscan su media naranja para evitar la soledad y consecuentemente la infelicidad.
Sin embargo los seres humanos somos imperfectos, y por tanto las relaciones de pareja también lo son. Al principio, en la etapa de enamoramiento todo es muy bonito, pero con el paso del tiempo nuestras manías, nuestros vicios, nuestras formas de pensar y de actuar causan daño, dolor y rechazo en nuestra pareja, y al igual que sucede con los erizos que se clavan las púas, las parejas comenzamos a separarnos.
Aquí es donde surge el dilema propiamente dicho. Un dilema es una circunstancia en la cual tenemos que analizar, posicionarnos y escoger ante una serie de alternativas. En este caso existen dos alternativas, que son separarnos de nuestra pareja o intentar seguir juntos.
Pero para muchas personas, el miedo a la soledad impuesta generalmente por convencionalismos sociales, unida a la supuesta incapacidad para afrontarla, hace que intentemos arrimarnos de nuevo a nuestra pareja buscando el calor y cobijo que nos haga sentirnos bien. Así, tras esa etapa inicial de supuesta felicidad, comienza una etapa en la que intentamos acomodarnos a una distancia adecuada que permita hacer que la relación sea lo más soportable posible.
Según Schopenhauer, aquellas virtudes que al principio estaban presentes en la relación, como el afecto, la comprensión o la paciencia, pasan a convertirse en un estado de simple convivencia soportable; ni contigo ni sin ti, amándote y odiándote al mismo tiempo.
El ser humano tiene la capacidad y posibilidad de escoger entre permanecer en esta situación o volar libre, pero curiosamente una gran cantidad de parejas eligen seguir juntos, aunque se hagan daño, ya que esa opción les parece mejor y más soportable que la fría soledad.
Fuentes:
https://culturacolectiva.com/estilo-de-vida/el-dilema-del-erizo-la-razon-por-la-que-las-parejas-permanecen-juntas-aunque-solo-se-hagan-dano/
http://www.relaciondepareja.net/el-dilema-del-erizo/
http://elespejogotico.blogspot.com.es/2013/03/dilema-del-erizo-schopenhauer.html
Muy buen tema el de su post. Gracias por compartir.
Gracias a ti!
Mantener una relación realmente es algo complejo, lleno de necesidades de paciencia y lógica, el amor no todo lo puede, hace falta un poco de cerebro también...
En cuanto se acaba el amor es necesario la lógica y la coherencia.
Saludos!
Vaya, eso entonces explica muchas cosas. A Schopenhauer se le ve como pesimista pero sus palabras lo único que hacen es reflexionar sobre la realidad, sin anestesias, y con una visión que en estos momentos se ve amargada y ese precisamente creo que es el problema, estamos obsesionados buscando el placer además de buscar la felicidad. El placer existe pero la felicidad, siendo afín con el pensamiento del filósofo, no existe como totalidad o para tomarse como brújula de la existencia. Gracias por compartir @torkot
La felicidad absoluta es en realidad una utopía. Puedes tener momentos felices en tu vida y otros muchos de placer pero para Schopenhauer la clave de todo es la individualidad, en pensar cada uno en si mismo y no buscar la felicidad compartida.
Gracias a ti!
Cierto es que muchos tienen ese dilema y, más, cuando se llevan muchos años de relación y romperla cuesta mucho a nivel emocional.
Llega cierto momento en la relación que el vínculo es tan grande que es prácticamente imposible romperlo, por muy tóxica que sea esa relación.
Saludos!
Le tememos tanto a la soledad y ella es tan segura como la muerte. El que no aprenda a vivirla solo esta forjando su infelicidad. Saludos
La soledad es complicada y mucho más en un mundo con tantas relaciones sociales. Es un tema muy delicado.
Saludos!
Aunque no le creas este post me cayó como anillo al dedo. A veces es muy difícil afrontar el punto y final, no por amor, sino más bien por costumbre. Al desaparecer esa persona de nuestras vidas, deja un hueco en nuestra mente y esta busca con ahínco recuperarlo. La mente nos engaña buscando falsas expectativas a un problema que en muchos casos no tiene solución.
No digo que sea fácil tomar este tipo de deciciones (por experiencia propia) pero hay que tener voluntad y fortaleza para afrontar el problema y cortarlo de raiz.
Muy buen post @torkot.
Totalmente de acuerdo. Yo también he pasado por ello y realmente cuesta. Admiro a la gente que tiene la facilidad para tomar decisiones importantes en su vida apenas sin inmutarse.
Saludos!
En ocasiones, se hace cuesta arriba tomar la decisión de ponerle punto y final a una situación; pensamos, que es más cómodo permanecer dentro de una relación tóxica, que vivir la soledad de la ruptura.
Yo, estuve durante 7 años intentando divorciarme, pero prefería el dolor de las espinas que la depresión de la separación; en aquel momento mi terapista me sugirió que "sin pensar en las consecuencias", me cortara el brazo por completo (NO literal jaja) y así lo hice: radical, tajante, sin parámetros ni protocolos.
Cuando nuestra voluntad NO es suficiente: tenemos que cortarnos hasta la cabeza si es necesario, ya después tendremos tiempo para sanar nuestra herida; que molesta menos que el dolor de la púa sostenida.
Te deseo un feliz comienzo de semana @torkot un fuerte abrazo!!
A veces la llamada zona de confort incluye situaciones dañinas para las personas, que ven eso como normal. Tenemos el ejemplo de la violencia de género y como muchas mujeres se acostumbrar al maltrato continuo.
Me alegra que pudieras cortar tu brazo y que saliera bien.
Saludos!
Me gustó el dilema del erizo, es muy cierto lo que planteas, conozco muchas parejas de amigos que no se separan a pesar de los infelices que son, por los hijos, por la situación económica, en fin muchas excusas o convencionalismo sociales. Particularmente pienso que la vida es corta y si estas en una relación de pareja o situación en que te sientas miserable, lo más sano es cortarlo y seguir adelante. Saludos ;)
Sería lo lógico, pero no pasa. Es un dilema psicológico muy interesante y complejo. Cada persona es un mundo con sus particularidades propias.
Saludos!
Valgame que siento que hayas tenido que vivir entre erizos, pero mi modo al menos habia un poco de calor para estar entre ellos compartiendo aunque sea una leve muestra de cariño.
Todavía siento las punzadas de las púas. Son situaciones desagradables que toca vivir y que te marcan pero también te hacen madurar.
Saludos!
Un tema muy interesante el que tratas en tu post y mas común de lo que la gente piensa.
Mucha gente tiene miedo de abandonar su mal entendida " zona de confort" por sentirse perdido si lo hacen.
También en ocasiones en mi trabajo me he encontrado con parejas en las que uno de sus miembros no es que tuviera miedo a dejar su relación y estar solo, lo que le preocupaba de una manera muy egoísta era que la otra persona tuviera una nueva pareja y el o ella no.
Un saludo.
Si, eso suele pasar mucho. Molesta que tu pareja pueda rehacer su vida y en cambio tu quedarte solo. Es el egoísmo propio del ser humano.
Saludos!