Un miembro de la familia enfermó y…
Miles de historias como esta suceden en el mundo a diario, es el momento en que los familiares del paciente entran en acción, sacrificando todo tipo de comodidades para ser fieles al ser querido.
Se trataba de una enfermedad que le privaba de cumplir con sus responsabilidades laborales. Su esposa y sus cinco hijos dependían de su sustento, tres de los cuales cursaban tres grados en escuela primaria uno en secundaria y uno estudiaba medicina en la universidad.
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José -que así se llamaba el señor- padecía de una enfermedad que para curarse necesitaría de muchos días, costosas medicinas y esmeradas atenciones. Había que tomar decisiones urgentes que solucionaran la parte económica, la primera por la que se decidieron fue por la venta de ciertas pertenencias como prendas, muebles, un viejo vehículo el dinero recaudado serviría para cubrir los gastos de a lo sumo tres meses, así que la otra decisión sería la madre y el hijo mayor salir a buscar trabajo en –donde lo hubiera- la madre carente de alguna profesión estable se decidió por lo que sabía hacer: trabajos domésticos, Pedro –como se llamaba el hijo mayor, con sus conocimientos de albañilería y fontanería aprendidos de su padre, prestaba servicios en los clientes de su papá, de esa manera la comida no faltaba en su casa. Gastos de alquiler no había; José tubo la precaución de preocuparse por comprar una modesta casita donde vivían cómodamente.
Para José el hecho de ver la desventura en que cayó su amada familia perturbó el modelo normal de vida. La caótica situación en que ahora se encontraban, lo contaminó con un grave estrés que complicaba la propia enfermedad, su buen humor, clásico en el, pasó a ser una persona que podríamos tildar de mal educada. A todo le encontraba o le buscaba la parte negativa, pedía explicación hasta en las cosas mas absurdas e insignificantes; esposa e hijos condescendiente con él le aceptaban la impropia conducta.
Su hijo Pedro, -estudiante de medicina avanzado- optó por proporcionarle ayuda siquiátrica pero fue inútil, no hubo forma ni manera de que la aceptara. El cambio de ambiente fue tan radical que los componentes de la familia comenzaron a sufrir el rigor de la grosera conducta de José. Decidieron por llevarlo a una reunión intima donde le advirtieron que debía cambiar su forma de actuar o se verían en la obligación de tomar medidas al respecto.
─Ya basta -le advirtió Pedro, su hijo mayor- respete a su familia no somos culpables de tu desgracia con tu comportamiento nos estas enfermando y tu nunca mejorarás. Quiero decirte que si en esta casa no vuelve a reinar el feliz ambiente en que tú nos criaste, yo tomaré la decisión de abandonarte. Ya no aguanto más tus groserías, hemos sido pacientes con tu enfermedad y lo seguiremos siendo, lo menos que puedes hacer por nosotros es tratarnos bien.
─ ¡Papá! ─le dijo Pedro, ya con lágrimas en los ojos─ ¡por favor! Pon de tu parte, seamos felices de nuevo.
Como por arte de un milagro, José reaccionó de tal manera que todos –sus cinco queridos hijos y su amada esposa fueron felices de nuevo. José comenzó a sentirse mejor y tres meses más tarde retornó a sus labores cotidianas. La familia en grupo se reunía con frecuencia para por medio de oraciones, dar gracias a Dios, por el favor recibido.
La fe en Dios es la mejor medicina que un enfermo necesita para su restablecimiento.
Escrito con mucha fe por:
Tomás A. Flores.
Que fuerte, me trajo muchos recuerdos ésta historia. Tienes toda la razón, a veces un cambio de actitud puede hacer una gran diferencia. Es que no hay mejor cura que la felicidad y el hecho de que uno a pesar de los malos momentos sea positivo y de lo mejor de si mismo va a atraer cosas positivas a su vida. Tratemos de ver lo bueno a pesar de estar pasando por dificultades. Muy interesante. Saludos.
saludos a ustedes también, felicidades, gracias y hasta la próxima