La caja Clap gringa

in #spanish6 years ago (edited)

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No soy un hombre adinerado, pero cuando me piden dinero prestado, evalúo dos variables: Capacidad de pago y amistad. Siempre intento que la cantidad de dinero que preste, en el caso que no me sea devuelto, no me duela.

Hace algún tiempo una amiga de mi mamá, casada con un árabe, necesitaba dinero (en realidad bolívares) para realizarse unos exámenes para su tratamiento de cáncer. Bajo la ecuación que revelé en el primer párrafo de este artículo, la señora calificaba para un préstamo: Era amiga de la familia y con suficientes fondos para responder al préstamo. Mis tarjetas de crédito tenían un poder de compra realmente alto en esas fechas y por supuesto, me puse a la orden.

Días después, su esposo me pasó buscando por mi trabajo. Me llevó a una tienda en el Centro de Maracay, donde estaban rematando televisores LED de 32 pulgadas (Los cuales hoy no tendría manera de comprar) en 12 mil bolívares (Que era más o menos lo que tenía en mi caja de ahorros). La excusa es que las cajas se mojaron y no tenían garantía. 3 años después el televisor sigue funcionando.

Pero esa no fue su única muestra de agradecimiento. Tiempo después, la señora se fue a vivir a Estados Unidos con sus hijos, para recibir un mejor tratamiento médico (En realidad para tener medicinas al día. La medicina venezolana no es mala). En ese tiempo empezó la escasez de alimentos en mi país. Desde ese tiempo, cada 6 meses nos manda una caja de alimentos, compuesta por dulces, leche, atún, salsas, café, salsas, medicinas, aceite y en esta última oportunidad, unas cholas para mi mamá.

Gracias a Dios mi familia se mantiene entera en el país, y con la seguridad que vamos a salir de este mal momento. Es decir, no tenemos remesas y mis viejas viven de mi trabajo y de mi hermana. La caja Clap Gringa es sin duda una gran ayuda para nosotros.

Quise escribir estas líneas porque es importante resaltar que en Venezuela existe gente agradecida. Mi ecuación sobre préstamo de dinero la construí en base al coñazo de gente que me jodió. Sin embargo, no dejé de ayudar a los demás. Y no importa cuántas veces te jodan, la gratitud de una sola persona paga mejor que el resto de amigos que, o no cumplieron con su palabra, o sencillamente aun necesitan de nuestro apoyo.

Dedicado a la señora Rosa y a la comunidad árabe de Maracay.