[Retro-Review] Revival, album de Eminem 2017. 🎤

La crítica se quemó, de ese fuego él formó su alter ego, Slim Shady. Una manifestación de la confusión interna de Marshall mathers, el personaje sirvió como un vehículo para sus pensamientos más oscuros, más violentos y le ayudó a salir de la sombra de sus antepasados para canalizar las partes más oscuras de sí mismo. En 1998, el Slim Shady EP, encontró su voz única e inquietante. Atrapó la oreja de Jimmy Iovine y el Dr. Dre, quien pasó los próximos cinco años moldeando él en una de las estrellas más grandes del pop en el mundo. Por toda la polémica que causó su letra, Slim Shady ayudó a los Mathers a enfocar su energía, una salida de catarsis que era a la vez desordenada e intensamente fascinante. Pero después de más de dos décadas, él es más viejo, bien alimentado, y en posesión de casi todos los elogios que hay que adquirir.

En el renacimiento, su noveno estudio LP, Eminem es en gran parte alimentado por su propia duda, un miedo espeluznante que podríamos olvidar que una vez fue uno de los mejores para alguna vez tener un micrófono. Lo único que el artista de hip-hop probado en la batalla, ganador de Oscar y superventas de todos los tiempos tiene que demostrar es que tiene otro clásico en él, la única cosa que no ha probado desde las cortinas cerradas en el 2002 el show de Eminem. En los registros que siguieron, Eminem luchó para reconciliarse con las secuelas de su ascenso rápido al estrellato. La naturaleza confesional de su narración, a menudo con su madre, su hija y su madre, puso al descubierto sus inseguridades más profundas y sus fantasías más retorcidas. En el momento en que un sobrio Marshall mathers dejó caer la secuela de su trabajo definitorio, parecía desesperado para demostrar que todavía tenía la capacidad de shock, molestar, y asombrarse con sus habilidades en el MIC. Pero para entonces, ya era evidente que se había agotado de historias para contar. Habiéndose liberado del abuso de sustancias, reconciliaba su relación tóxica con la madre de su hijo y los efectos de incorporar a su hija en su arte. Había madurado en un ser humano más evolucionado. Pero la música no creció con él.

Eminem se ha quedado atascado en un bucle de retroalimentación, revisitando diferentes versiones de su antiguo yo. Musicalmente, el renacimiento no es diferente, repleto de baladas de piano y características Pop-Star que hacen eco de las esquinas más cínicamente comerciales de su catálogo. El valor del choque no viene de los ganchos abrumadoramente blandos del álbum o del humor desgarrar-digno (de los cuales hay abundancia), pero de los momentos en que su crecimiento como humano es el más evidente. Mucho de los primeros singles "intocable" es realmente inescuchable, pero ¿cuántos raperos más nos están recordando de las enseñanzas de KRS-One que "nunca puede haber justicia en tierra robada?" ¿y el hombre que una vez se burló de Lady Gaga con la letra, "ella puede dejar su trabajo en la oficina de correos, ella sigue siendo una mujer masculina," realmente sólo Diss la prohibición del 45 º Presidente de los miembros del servicio transgénero?

Dicho esto, Eminem no se debe elogios por haber hojeado a través de una copia de entre el mundo y yo o para finalmente reconocer la humanidad de la gente no-binaria. Tampoco debe ser deificado por los privilegios de la blancura y lo difícil que es ser negro en los Estados Unidos.

Pero mientras el largo tracklist y los versículos igualmente prolongados hacen que sea agotador escucha, hay recompensas para los que aguantan. El interludio homónimo presenta un pequeño versículo de la difunta Alice y el lago de cristal que suena como un boceto para algo potencialmente grande. Y en un álbum lleno de beats y versos mal emparejados, la melodía delicadamente malhumorado de la guitarra y la pelusa gruesa de los arándanos "Zombie" se adapte a su flujo en "en su cabeza" perfectamente-incluso si el gancho era más o menos cortado y pegado de la original.

Esta es la contradicción de Eminem en 2017. El mocoso que una vez se jactó de cómo "simplemente no le importa un carajo" ahora tiene una abundancia de mierdas para dar. Todavía está disparando chistes de sexo juvenil, pero claramente sigue siendo torturado por su amor por la madre de su hijo. Él declama el racismo del Presidente, entonces admite que él está de acuerdo con su postura en agarrar del coño. Estas multitudes podrían ser reconciliables si sus considerables dotes técnicas no se desperdiciaran consistentemente en temas cansados y en intentos cojos de revivir una persona irrelevante que dejó atrás hace años.

Estos temores son relatables si no necesariamente interesantes. Pero el renacimiento está plagado en última instancia por las mismas trampas que infinito, que lo encontró Shadowboxing contra fantasmas, incapaz de aterrizar cualesquiera golpes. Esta vez está compitiendo con una versión de sí mismo que ya no existe. Y aunque es fácil de identificarse con su auto-duda espeluznante, es más difícil tragar en el contexto de un álbum que en última instancia demuestra que esas dudas son correctas.