Me fuí de Venezuela con un nudo en la garganta

¡Hola amigos!

Como muchos sabrán, porque lo he mencionado en algunas de mis publicaciones, llevaba tiempo planteandome la posibilidad de irme del país, exactamente estuve dos años pensándolo y es que, luego de tanto estudiar y de tantas cosas que he hecho por intentar aportar un granito de arena a la causa venezolana, no me sentía cómoda con la idea de irme a empezar de cero en un lugar diferente.

Lo cierto es que, aunque tenía un trabajo que me gustaba en Venezuela y que hasta no hace mucho me hacía muy feliz, a medida que la situación fue empeorando, sentía que mis oportunidades de crecimiento en el país se iban cerrando y sentía que, en un momento dado, iba a estar atrapada sin posibilidades de mantenerme a mí misma ni ayudar a mi familia.

Por supuesto que Steemit fue de gran ayuda los últimos meses, me hizo sentir mucho menos frustrada y me brindó una tranquilidad inmensa desde el punto de vista económico pero, con todas las restricciones que hay en Venezuela, la idea de que, de un momento a otro, pueda dejar de percibir ingresos de Steemit, me aterraba.

Así que lo decidí, dejé mi trabajo, recaudé algunos documentos que me acreditan profesionalmente e hice todo lo necesario para irme... Eso sí, no sabía como decirle a mis padres que me iba, no porque sea muy dependiente de ellos, al contrario, ellos son muy dependientes de mi en algunos aspectos, por lo que ser hija única dificultó mi decisión en gran medida, pero al final les dije tres días antes del viaje.

La víspera del viaje fue, para mí, terrible, lloré mucho y toda la impotencia por tener que salir obligada de mi país, me hizo sentir super mal. Luchando por mantenerme fuerte, que nadie me viera llorar ni triste, la despedida de mis padres intenté que fuera lo más rápida posible, porque no quería que todos nos pusiéramos a llorar, asi que fue un abrazo corto, "Bendición, los quiero" y ya.

Crucé la frontera colombo-venezolana por vía terrestre hasta el Aerpúerto de Riohacha - Colombia, donde tomé un vuelo directo a Bogotá.

Emprendí mi viaje llena de emociones encontradas, una mezcla de esperanza y perspectivas de un futuro que lamentablemente Venezuela no puede darme, pero también de mucha nostalgia por los míos.

Mi vista durante el vuelo, el cielo dándome la serenidad que necesitaba en ese momento.

Ahora solo me queda hacer que valga la pena, echar para adelante y empezar a construir este nuevo capítulo en mi vida, con perseverancia y optimismo.