Hola mi querido amigo Jhonaski, me vine directamente a tu blog, primero para apoyarte con mi voto, y luego para darle retorno a tu respuesta en mi blog. si, mi querido amigo, es fuerte desprenderse de casi todo y a la fuerza, en plan de huida, en la búsqueda por la sobrevivencia, pero las circunstancias así nos marcaron el camino y aquí estoy como tantos miles y miles de otros venezolanos que lo tuvieron que hacer para no morir de inanición. Me hace muy feliz a mi también encontrar gente de mi misma especie de pensamiento humanista. Gracias por tus bonitas, acertadas y reconfortables palabras. Ciertamente, nuestra amada Mérida ha sufrido los embates grotescos de esa dictadura fatal, en días de semana santa estuve visitando a mi hija para despedirme por mi inminente viaje a Chile y vi la ciudad desolada, llena de basura con su gente en la eterna carrera contra el tiempo por procurarse los alimentos, no sin antes pasar horas y horas en una cola bancaria para retirar un monto mínimo, impuesto por los delincuentes rojos, que no les alcanzaba ni para un kg de queso.
Es muy triste amigo, y te escribo esto con profundo sentir y mis pupilas húmedas, pero al igual que tú, mi espíritu apuesta por un nuevo renacer que no sé por qué pero creo que no tardará mucho en llegar la aurora de los mejores días para nuestra gloriosa Venecia.
Hay un dicho, que la verdad no recuerdo dónde lo leí, pero que me quedó grabado en mi volátil memoria y siempre lo recito como premisa y seguridad de qué será así:

Y te juro amigo, que tenga la firme convicción que así será. Gracias de corazón por tu apoyo y por tomarte parte de tu precioso tiempo para interactuar conmigo. Te mando un abrazo fraterno y enorme como tu corazón. Ah y claro que visitaré tu página, apenas tenga el tiempo que necesito, lo haré. Abrazos.

Oh, oh, luego nos detendremos a hablar sobre mi mejor amigo, El principito.