Crónica de una fiesta de cumpleaños.

Ya llevaba muchos años como pajaro sin nido, tenía que andar protegido por las sombras cuando salía para ver a su mamá, aunque siempre esperaba la misma cantaleta.

̶ Eso te pasa por sinverguenza, uno te dice la cosas y es como si le hablara a un palo, no haces caso.

Aun así quería verla y acurrucarse un rato en su nido, así pasó el tiempo y cuando se dio cuenta eran varios los años en esa vida, varios cumpleaños que no pudo celebrar y mirando el almanaque vio su fecha de nacimiento, se dispuso a celebrarla con sus amigos.

̶ De pana, encerrado, donde esté, siempre huelo a muerto.

El sol candente le invitaba a una cerveza en casa del Gordo, sonrió, saludaba a todos los conocidos algunos le preguntaban cuando había llegado de viaje.

̶ ¡Gordo compraste la caja, pasame una pues, vamos a celebrar mi cumpleaños!

Se sentaron en el jardin de la entrada y muchos amigos llegaban y se sumaban, el Gordo era buen amigo.

̶ ¡Vamos a brindar, por la luz de esta tarde, por mí, que estoy en los 19, ̶ El sol le fue alejando sus sombras, ̶ ¡bueno fuera que lloviera tambien, sol y agua! ¡Despues de tanto tiempo aquí de nuevo!

Alzó la cerveza hacia al sol y tambien para encandilarse con la luz y así no pudo ver la lluvia de truenos que irrumpieron en su fiesta, no pudo ver a sus amigos saltar y correr despavoridos, no sintió el olor a polvora esparcirse con el viento, su rostro se quedó quieto mirando como la tarde caía en el barrio.

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