Segundo Concurso para escritores del Proyecto Milkbox Entrada: Ilusiones Pasajeras

Su tío Alberto lo aupaba, lo corregía, era el hijo de Juanita tenía solo quince años cuando lo trajo al mundo, nunca descubrieron quien le quito su sonrisa de los labios, la inocencia de su mente y mucho menos la de su cuerpo, siempre conservado por la rudeza del trabajo para mantener su alma. Son muchos los misterios que envuelve al AMOR que se pueden describir en los desparecidos.

Desaparecidos de la vida, padres o madres, hermanos o sobrinos o el amor que nunca vivimos pero siempre adoramos, consumiéndonos en silencio bajos alegrías y tristezas más profundas en su seno. Pero tan hondo que su brillo solo es visto cuando alcanzan su amor interno.

Roberto sentado en una larga meditación, recuerda a Margarita, la compañera del noveno grado, la muchacha tranquila del salón, piel blanca, pelo largo castaño claro, sus ojos color caramelo, que lo derretían y le aceleraba su corazón como chancleta de loco. Ellos vivían en su mente, retozando de alegría.

Pero la verdad era otra, como en muchos pueblos de este mundo real, un día entraron al pueblo cierto grupo de hombres armado, unos dijeron guerrilleros, otros malandros bandoleros, lo que si fue cierto que muchos del pueblo desaparecieron y más nunca supimos de ellos.

Roberto la recuerda recostados en la grama y se la imagina como madre de sus hijos, celándolo, observándolo o formándole un peo por la catira del salón Luisita o por Anastasia, la que alborotaba a todos y los descubrían en el rio. Bueno así recordaba a su desaparecida Margarita.

Hoy recordamos los miles de casos de desaparecidos o desplazados en nuestra tierra suramericana donde Proyecto MilkBox puede ser ejemplo para ayudar a miles o millones de ciudadanos de nuestras naciones desde el canal de Panamá hasta la tierra del fuego, donde las personas están unidas en un solo bloque de tierra y costumbres para que Roberto saber de su Margarita desaparecida.

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@sfe55