La Profesora que Hacía los Exámenes por Facebook - Noche 2
Leyendo el artículo de un profesor universitario que denuncia la deserción de docentes y estudiantes en las aulas universitarias, @irvinc, me inspiré para escribir estas líneas...
K. es Profesora de Informática.
Antes de entrar en la universidad se graduó en Artes Plásticas. Dibujar era lo que más le apasiobana desde que era pequeña, pero influenciada por su familia, decidó estudiar docencia. Así podría dar clases de Arte formalmente y no morirse de hambre intentando vender cuadros, como decía su madre.
Quien se pregunté qué tienen que ver el arte y las computadoras, sólo tenían que ver a K. dibujando y al frente de una PC. Las personas siempre le preguntaban, "pero, ¿qué tienen que ver la una con la otra?" "¡son dos polos opuestos!"
Aún así, K. podía pasar horas y horas frente al monitor o frente al lienzo sin cansarse, tan absorta en lo que hacía que dejaba de existir el resto del mundo a su alrededor: Ambas le apasionaban de forma increíble.
Estudiar no fue nada sencillo para K.
Lejos de su tierra natal, K. sentía que la casa donde vivía con su familia era como la torre de Rapunzel. Ubicada a las afueras del una pequeña e inhóspita ciudad calurosa en medio del llano oriental, quedaba muy MUY lejos de todo. Sin dinero y con pocos amigos que vivían muy lejos, K. apenas salía de casa para estudiar.
Transcurrieron muchos años de problemas y sacrificios, quemándose las pestañas, pasando trabajo, hambre, sed y padeciendo los efectos de un sol y clima inclementes, a merced de profesores mal pagados en una universidad a la que cada vez le bajaban más el presupuesto, donde imperaban las mafias, la desorganización, las pocas ganas de trabajar y las protestas estaban a la orden del día.
Su único objetivo en mente era graduarse para poder regresar a su ciudad natal. Una de sus tías, también profesora, quien vivía en la capital, la ayudó mucho con sus materiales de estudios; al igual que su hermana y su padrastro, quienes la apoyaron económicamente. Afortunadamente tuvo unos excelentes compañeros de clases que se convirtieron en sus fieles compañeros de batalla en la lucha por graduarse en aquella universidad.
Sólo el que había estudiado allí conocía ése karma, pero cuando por fin se graduó, K. inmediatamente regresó a la capital, a la Sucursal del Cielo, con el objetivo de trabajar.
La batalla había terminado, K. se había graduado con honores, pero ella ni siquiera se imaginaba todo lo que estaba por ocurrir. Con el dictador muerto, se suponía que las cosas sólo podían mejorar y K. estaba feliz, porque ahora sí comenzaría a vivir su vida de verdad. Adoraba su tierra natal, la forma en que la ciudad tenía vida propia, cómo se sentía un aire diferente, fresco y puro, una mezcla perfecta entre naturaleza vírgen y una selva de concreto,
A los 3 días he haber llegado a Caracas, K. estaba dando clases en un cyber a personas de tercera edad, a los 2 meses era profesora de artística y dibujo técnico en un liceo y al año era profesora de informática en una universidad, donde también coordinaba la plataforma de aulas virtuales.
Y precisamente, hace aproximadamente 3 años K. dejó de dar clases...
Como docente recién graduada, incluso trabajando en institutos privados, el sueldo que le pagaban a K. era tan precario que tenía que pedir prestado para ir a trabajar...
Le era mucho más rentable quedarse en casa viendo televisión o trabajar en una farmacia.
Así que con frustración, tristeza y amargura K. eventualmente cambió las clases de artística, dibujo técnico e informática por trabajos de soporte técnico empresarial, debido a la necesidad de superviviencia.
Aún así K. no desistía en avanzar, hizo una especialización en soporte técnico de computadoras y luego una ingeniería en redes, porque quería ser aún mejor en lo que hacía.
Pero la realidad superó a K.
Dos títulos, dos especializaciones y muchos años de esfuerzos, ¡a la basura!
Le pagaban más a la señora de servicios y era más rentable vender café en una esquina, o vender empanadas, que dar clases.
Ojo, no le pasaba sólo a K.: Ella nunca olvidaría el reportaje televisado de unos profesores merideños que salieron a la calle protestando mientras vendían empanadas, porque vendiendo 1 sola empanada ganaban más que dando clases todo un día. Incluso uno de los profesores protestó vestido de Harry Potter ¡porque tenía que hacer magia para sobrevivir!
Hablamos de los años 2014 - 2015, ¡y pensar que la situación no era ni remotamente similar a la que vivimos ahora!
No ha pasado tanto tiempo de aquello, siquiera...
K. no podía negar que le gustara la docencia, incluso cuando no era fan de tener niños cerca.
Siempre se había divertido mucho interactuando con los estudiantes y "exprimiéndoles los cerebros", ayudándolos a "descubrir" cosas que antes no conocían (o simplemente no les interesaban) y que pudieran apreciarlas de una forma distinta.
Poder ver en primera fila la forma que entre todos construían esos aprendizajes significativos que de alguna forma u otra dejan cierta huella en sus memorias era algo verdaderamente cautivador... Especialmente sabiendo que les serán de alguna utilidad en un futuro...
Sí, era divertido.
Dar clases nunca era aburrido. No había un sólo día que fuera monótono, o igual a otro.
Siempre había algún alumno con alguna ocurrencia, alguna anécdota o algún problema que hacía que ningún día fuera igual.
Era lindo poner en práctica las ocurrencias y metodologías de los profesores locos que habían formado a K., a los que "les faltaba un tornillo" y los que "le sacaban la chicha", pero con los cuales también aprendía más que con los demás...
¿Cómo olvidar las expresiones de emoción, de sorpresa y asombro, tanto de los estudiantes como de los coordinadores, cuando les decía que podían presentar una evaluación online o enviársela por correo?
K. esperaba que alguno de sus alumnos recuerde en un futuro que tenía una profesora loca que les mandaba los trabajos por Facebook, que se sabía todas las deficiniones de Wikipedia, los trabajos de Rincón del Vago, y que presentaron un exámen final en el messenger de su principal red social.
K. también tuvo un profesor así de loco con el que presentában las exposiciones en una página similar a Skype, ¡rezando porque no se cayera el internet!
¿Y quién le iba a decir a la profesora de Informática que no podían usar la computadora para evaluar?
Atrás quedaron las horas de escuchar a los estudiantes quejarse porque los profesores no les dejaban sacar información de Google, mientras les (mal)aconsejaba descargar los libros en PDF y les enseñaba cómo realizar una bibliografía de una página web al mejor estilo del manual del Pedagógico.
Era un secreto entre docente y estudiantes.
Más de uno le mostraba orgulloso a K. los trabajos de investigación con excelentes notas semestres después, gracias a los "secretos" que les había dado.
K. también había pasado por esa experiencia en sus días de estudiante y sabía que a pesar de la rabia, la frustración y la úlcera que le genera a un especialista de computación que le digan que no puede usar una computadora para realizar un trabajo, discutir con los profesores que se volvieron dinosaurios tecnológicos, era un caso perdido.
A estas alturas del partido, ése sueño de integración tecnológica en las aulas con metodologías poco convencionales, quedó en stand-by.
Hace dos o tres modificaciones K. le perdió el hilo a todo ése bochinche del currículo educativo... Ni siquiera sabía en qué área quedaría integrada su carrera...
Lo que K. no podía olvidar son todas las burradas de diseño y escasez de contenido que tenían las Canaimas durante todo el año escolar que estuvo trabajando en sus prácticas docentes en Maturín.
Y bueno, más que tristeza, le genera preocupación pensar ¿qué es lo que deparará el futuro de los niños que aún no salen de primaria? ¿O de bachillerato?
Quizas en un futuro no muy lejano o probablemente en otro país, donde el sueldo sí le alcance para comer, cuando ya no tenga la necesidad de trabajar para sobrevivir, K. regresará a las aulas.
Porque lo peor es que K. es buena dando clases y lo sabe.
Los estudiantes todavía se alegran y la saludan con cariño si se la consiguen en la calle, recordando las ocurrencias en clase y lo que aún utilizan en sus proyectos finales...
Mientras tanto, K. continúa su batalla en un campo diferente, ahora con distintos villanos, sobreviviendo como puede...
Continuará...
Si desean leer el artículo que me inspiró a escribir estas líneas, pueden encontrarlo acá: https://steemit.com/spanish/@irvinc/ocaso-de-la-universidad-venezolana
Saludos, @sajoh. Me ha gustado tu texto, escrito con mucha sinceridad y con buen ritmo. Nuestras vivencias son una gran fuente de inspiración para hilvanar historias interesantes como la de tu post. Gracias por la mención que me haces, es muy amable de tu parte. Te voy a dejar unos enlaces sobre el tema de mejorar la diagramación de los posts. En el Discord encuentras gente que te puede ayudar. Si te puedo ser útil me puedes buscar también en Discord, tengo el mismo usuario que aquí. Te deseo muchos éxitos en steemit. Felicitaciones.
https://steemit.com/spanish/@davidjjcd/guia-para-crear-un-buen-post-en-steemit
https://steemit.com/spanish/@gabystories/dandole-estilo-a-tus-textos-en-steemit
https://steemit.com/spanish/@nelyp/cervantes-magazine-vol-8-consejos-para-principiantes
¡Muchísimas gracias por sus recomendaciones profe!
Comenzaré a aplicarlas inmediatamente.
Un placer leerle, saludos