Ciencia ficción, mi género literario y cinematográfico favorito

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Muchos lectores y cinéfilos considerarán a la ciencia ficción, como un género de poca calidad literaria e interpretativa, donde se plantean temas absurdos, personajes planos e historias intrascendentes, esa apreciación es totalmente valida y respetable, pero personalmente creo, que quienes aseguran esto, están cayendo en el grave error de la generalización, tirando en un mismo saco a todas las obras del género y dándole además mayor relevancia a las propuestas menos brillantes, por encima de las que verdaderamente reflejan la esencia del género y su grandeza, al dotar al artista de una libertad inconmensurable para que pueda dejar volar su imaginación en lo que a creación de artefactos, seres y universos se refiere.

Si algún otro género pudiera igualar o quizá superar a la ciencia ficción en este aspecto, el de proporcionarle un amplio margen de acción a la creatividad del autor, es el género de la fantasía, pues en ese caso no existe prácticamente ningún límite a la imaginación, cualquier objeto, criatura o mundo puede ser desarrollado, sin importar en ningún modo su nivel de verosimilitud o probabilidad de existencia en el mundo real. Eso es precisamente lo que más me atrae de la ciencia ficción, que aun cuando se trata de mundos ficticios, por lo general presentan basamentos científicos, de hecho, una de las formas de clasificar sus obras en subgéneros, es según el grado de apego científico que presentan los universos en que se desenvuelven las historias.

La ciencia ficción o ficción científica, como posiblemente sea el termino más indicado, es una de las tres ramas derivadas de la ficción, junto a la fantasía y la narrativa de terror, pero a diferencia de estos otros dos subgéneros, sus relatos deben presentar al menos un basamento seudocientífico que sustente la lógica en que se desempeña el universo ficticio de la trama, por ejemplo, la magia no es un elemento propio de la ciencia ficción, sino de la fantasía, pues no tiene basamento científico, a menos que se esté abordando la magia desde un punto de vista realista, la cual se refiera a trucos posiblemente realizables en el mundo real.

Por otra parte, la buena ciencia ficción (la que personalmente más me gusta) es aquella que no solo se limita a representar universos imaginarios, sino que también mescla esas dimensiones, planetas, razas y artefactos extraordinarios con factores ecológicos, políticos, filosóficos, éticos, morales, religiosos, psicosociales... lo que convierte a esas historias, en todo un coctel de elementos que nos llevan a plantearnos como serian nuestras vidas si transcurrieran dentro de estos mundos, que aunque irreales, poseen algún grado de posibilidad de existir o de haber existido.

Desde mi punto de vista, esa enorme libertad para la creación literaria que ofrecen la fantasía, el terror y la ciencia ficción, les confiere un nivel más elevado tanto en la calidad de sus obras como en la de sus autores, dado que se requiere mayor capacidad imaginativa para crear una historia de ficción que una de otro género, además que la ficción abarca dentro de sí, también a esos otros géneros, pues difícilmente una obra literaria pueda enmarcarse únicamente en lo que respecta a la ficción, sino que también debe corresponder a una comedia, un drama o cualquier otro género que no forme parte del de ficción.

En cuanto a la subdivisión que se da dentro del género de ficción, particularmente en mi criterio, la ciencia ficción presenta como elemento de superioridad ante la fantasía y el terror, el hecho de que sus universos ficticios deban ser coherentes con el conocimiento científico, no con lo místico o espiritual que está más relacionado con la fantasía y el terror, sino que debe respetar una cierta viabilidad lógica o racional en concordancia con el mundo real, para mí esto no está al alcance de ningún otro género y eso lo convierte en mi favorito.

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¿Por qué el género de ciencia ficción es infravalorado?

Ojo, cuando digo que es infravalorado, es decir que se subestima su nivel de calidad, me refiero especialmente desde el punto de vista de la crítica especializada, de quienes otorgan los galardones y reconocimientos más importantes de la industria y en especial en el ámbito literario, ya que si hablamos de lo importante que puede ser actualmente la ciencia ficción, particularmente en la industria cinematográfica, en términos de rentabilidad económica y popularidad, por supuesto que no podría ser despreciado su valor comercial, solo pensemos en las películas de Los Vengadores de Marvel Studios. Lo que realmente se subestima, es la calidad artística de las obras, pues difícilmente un film de ciencia ficción, consiga ganar un Premio Óscar a mejor película y mucho más difícil aun, es que un escritor de ciencia ficción obtenga un Premio Nobel de literatura.

En el caso del cine, yo mismo estoy de acuerdo en que la necesidad de resumir y sintetizar la historia, para que quepa en el periodo de tiempo estándar de un largometraje, así como la importancia que toma el deber de los realizadores de mostrar visualmente al espectador los atributos que poseen los escenarios, organismos y tecnologías ficticias, hace que sea casi imposible desarrollar plenamente las reacciones entre los diferentes personajes y las ideas que pasan por sus mentes, de modo que es sumamente complicado conseguir que la historia mantenga la calidad que puede ser plasmada en una novela escrita. Sin embargo, existen películas que consiguen presentar un contenido muy completo y de alta calidad, más alla de los efectos especiales y la acción.

Creo yo, que este género se subestima debido a la banalización que ha sufrido en algunas de sus obras, principalmente de cine, que en algunos casos han sido rotundos fracasos comerciales, pero que en otros han resultado bastante bien recibidas por las masas, pero que sin embargo, carecen de algo más que premisas extravagantes y acción sin control, donde las situaciones y personajes que componen la trama, son totalmente triviales, insustanciales y superficiales, de modo que se generaliza y se asume que todas las obras de ciencia ficción son de ese mismo tenor, además lamentablemente, el gran público prefiere ese tipo de ciencia ficción en la que el consumidor no requiere poner a trabajar su mente en el análisis de la obra, para poder formularse sus propias conclusiones, sino que todo ya está pre-digerido y listo para ser ingerido rápida y bruscamente como entretenimiento chatarra.

Los comics y las caricáceas animadas, así como el género de superhéroes, también han contribuido a convertir a la ciencia ficción en algo que se asume como entretenimiento infantil, aunque los formatos equivalentes japoneses, el manga y el anime, han producido obras de ciencia ficción que presentan una alta calidad en su argumentación, convirtiéndose en clásicos del género.

Igualmente es importante resaltar, que en el caso del cine, que está dirigido a un público muy amplio y en el que el elemento visual es tan primordial, a diferencia de la literatura en que este aspecto es casi nulo, los efectos visuales y la ambientación de una película, pueden constituir un valor incluso mayor en las preferencias de la audiencia, que la trama de la historia en sí misma. Esto ocasiona por ejemplo, que la película Avatar, siendo poco más que la reedición del relato de Pocahontas, solo que ambientado en el espacio exterior y con unos efectos especiales impresionantes, obtuviera tal éxito de taquilla, mientras que Blade Runner que es una auténtica obra maestra del género en todos los aspectos, apenas lograra una recaudación modesta y se convirtiera posteriormente en película de culto para una audiencia reducida.

Todo esto merece ser tomado en cuenta a momento de calificar la calidad de una obra, pues los efectos especiales y de sonido, son parte importante de una película, así como los detalles narrativos enfocados en la descripción de mundos imaginarios, son primordiales en una obra literaria, de modo que me parece injusto, despreciar estos elementos y solo tomar en consideración la historia en que se desenvuelven los personajes, más aun cuando se subestima a extraordinarios relatos, por el solo hecho estar ambientados en mundos ficticios.

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