Era sábado y Santi quería ir al parque, su madre le dijo que esa tarde lo llevaría pero que primero tenía que hacer algunas cosas en la casa, Santi estaba muy emocionado porque podría ir a jugar con sus amiguitos que esa tarde también irían al parque.

Llego la hora de ir al parque y Santi muy emocionado busca su pelota roja para jugar con ella en el parque, una vez en el parque Santi corre hacia sus amiguitos que ya se encontraban allí.

Todos empezaron a jugar muy entusiasmados con la pelota, en un momento Santi lanza la pelota muy lejos que cruza la calle y cae en el patio de una casa, todos corren hacia la casa a tratar de recuperarla, pero tocan la puerta y el timbre y nadie responde, entonces vuelven al parque muy tristes porque habían perdido la pelota de Santi, todos se sentaron en la acera con sus caras muy tristes.

Cuando de repente la mama de Santi ve llegar un carro a la casa donde está la pelota, entonces le dice a Santi que ya había llegado alguien a la casa que si querían podían ir nuevamente e intentar recuperar la pelota, Santi y sus amigos corren hasta la casa y tocan una vez más la puerta, cuando una señora les responde ¿Qué pasa?, a lo que Santi responde –Disculpe señora lo que pasa es que mi pelota cayó en su patio y quería recuperarla si fuese posible–, la señora con una sonrisa le dice que claro con gusto le regresaría su pelota, la señora regresa con la pelota y se la entrega a Santi, el muy contento le da las gracias y vuelve al parque junto a sus amigos muy contentos porque podrían volver a jugar con la pelota.

Santi y sus amigos jugaron muy felices hasta la hora de volver a casa.