James Gray, uno de los grandes cineastas norteamericanos del cine contemporáneo, ha esculpido una obra maestra que más que ser un viaje espacial, es la exploración de un alma herida.

Protagonizada por Brad Pitt, Ad Astra (Hacia Las Estrellas) cuenta la historia de un hombre en un futuro cercano, en donde la sociedad ya ha colonizado lugares de la galaxia como la Luna y Marte, y continúan expandiendo la búsqueda de otros para colonizar y con la esperanza de encontrar vida extraterrestre. Al protagonista Roy McBride, un astronauta condecorado, de nervios de acero, que poco conexión siente por las personas y el mundo que lo rodea, le encargan la misión de encontrar una nave que se perdió hace muchos años, la cual estaba comandada por su padre, interpretado por Tommy Lee Jones quien se cree que aún está vivo y que está ocasionando desde miles de años luz problemas que están poniendo en riesgo la vida en la tierra.

James Gray y Brad Pitt realizan un análisis a la masculinidad, a la relación padre-hijo, un estudio de un hombre con el corazón roto, todo dentro de una aventura espacial, con análisis a la sociedad, y algunas increíbles escenas de acción. La película toma mucho del clásico Heart Of Darkness de Joseph Conrad, con este viaje hacia lo desconocido para encontrar a alguien de gran valor, en este caso su padre, quien debido a la misión que le encargaron lo abandonó cuando era un niño. Mientras vamos avanzando con el personaje, este a través de una voz en Off nos va diciendo la situación actual de la sociedad, como aún después de haber "avanzado" tanto, de haber colonizado planetas y de haber logrado lo inimaginable, aún continuamos como especie matándonos unos con otros por recursos, por dinero. De igual manera el personaje de Pitt nos comunica un poco de sus emociones, sus traumas, su visión. Ad Astra también mezcla esta novela de Conrad con películas como 2001: Odisea en el Espacio de Kubrick y Gravity de Alfonso Cuarón, la primera probablemente la película de ciencia ficción más influyente de la historia, y la segunda, un clásico contemporáneo al la cual se puede hacer responsable como la que volvió a impulsar la popularidad de este tipo de películas espaciales, desde sus escenas de acción hasta la forma plasmar el cosmos.

Es emocionante y admirable ver como en un año salieron dos películas de Brad Pitt tan opuestas en su actuación. La primera es Once Upon a Time in Hollywood, donde Pitt y el director Quentin Tarantino utilizan al máximo ese aura de "Estrella de Hollywood" que tiene el actor, esto va desde su físico hasta su carisma, y que lo ha convertido en uno de las personas más famosas del mundo del cine. Mientras que en Ad Astra, Pitt se desprende de todo eso, aquí ya no es la "súper estrella", aquí simplemente es un hombre normal (a pesar ser el mejor en lo que hace), un hombre herido emocionalmente, un hombre que no ha encontrado la paz consigo mismo, que no puede dejar una relación atrás (puede ser con un padre, con una pareja, con un hijo), una persona que carga con una gran herida, una herida que no solo lo afecta emocionalmente sino que también afecta la forma en la que se relaciona con otros e influye en cada aspecto de ver el mundo, y una persona que tiene que lidiar día a día con el esfuerzo de verse bien frente a los demás, en esta sociedad donde nos han inculcado que siempre tenemos que sonreír, en donde el ser emocional es un síntoma de debilidad. Gray y Pitt desmitifican esos conceptos, rompen con esos cánones y nos dan un retrato con el que mucho nos podemos identificar.

Junto a El Asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford, esta es la mejor actuación de Brad Pitt, una actuación llena de honestidad y que se ve que solo un actor con su talento y una persona con sus años y experiencias podía haber interpretado. No hay gritos, no hay ataques de rabia, no hay grandes gestos que presuman de su actuación, todo es muy sutil. Son los pequeños detalles y sus ojos lo que nos transmiten todas las emociones, no falta ni sobra más.