¡Cuando las heridas no cicatrizan! - Reflexión

in #spanish7 years ago (edited)

El pasado es una confusión fugitiva de recuerdos peligrosos y dolorosos. John Katzenbach


Queridos amigos de Steemit, hoy quiero hacer un poco de reflexión acerca de la experiencia vivida en el pasado, traumas dolorosos o situaciones que la mayoría de las veces se tornan difíciles de llevar y superar.

¿Qué podemos hacer si los recuerdos del pasado nos torturan? ¿Cómo seguir adelante cuando tenemos recuerdos dolorosos? ¿Cómo olvidar una herida que todavía esta reciente?

Si hay algo muy cierto, es que los intentos para sanarnos nosotros mismos fracasarán.


El mundo está saturado de personas desesperadas que intentan de alguna manera sanar sus heridas y aliviar su dolor, buscando la mayoría de las veces refugio en las drogas, alcohol, sexo, otros se sumergen en el trabajo o en adquirir posesiones materiales, muchos buscan incesante placer con la esperanza de encontrar solución a su dolor y sanar sus cicatrices como le sea posible. Sin embargo, los esfuerzos se ven en vano y vemos hogares destruidos bajo depresiones siendo su solución sustancias químicas como los antidepresivos que a largo plazo es dudosa su efectividad.

Tiene que haber una solución mucho más efectiva… mi experiencia como médico y como ser humano me ha demostrado que la solución se encuentra en la gracia de Dios; tal vez sea un tema difícil y que tal vez no todos estarán de acuerdo, pero en mi edad de juventud (todavía lo soy) mis creencias no eran relevantes, me daba igual que existiera un dios o no, pero a través de mis vivencias he aprendido que existe una fuerza mayor en este mundo y fuera de él (bueno ese sería otro tema). Entonces ¿cuál es esa gracia de Dios? La gracia que a pesar de nuestros fracasos, nuestro Padre celestial extiende sobre nosotros sanando todo dolor y proporcionándonos las cosas buenas de la vida, esa es una gracia sanadora.

En un momento de intenso dolor emocional el salmista David clamó:

Tenme compasión señor, porque desfallezco; sáname señor, que un frió de muerte recorre mis huesos. Angustiada esta mi alma; ¿hasta cuándo señor, hasta cuándo? (Salmos 6:2,3)

David reconoció que no hay otra fuente de salud permanente, sino la gracia sanadora de Dios.

Debemos reconocer dos cosas: por una parte, mientras más profundas son las heridas más tardara en sanar, y por otra, hay personas que sanan más rápido que otras. Por tanto, nuestras heridas no sanaran si no cambiamos el modo de ver nuestro pasado, aceptarlo y no negarlo. Se cerraran esas heridas cuando por fe aceptemos que a la gente buena también le suceden cosas malas, y que Dios es más grande que el dolor de nuestro pasado. La cuestión no es determinar las causas, sino reconocer que lo sucedido es parte de nuestra vida, aceptemos el hecho y miremos más allá, al Dios que nos consuela y nos sana y que nunca nos abandona.

El apóstol Pablo dice

Bendito sea el Dios y Padre de Nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación. El cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios. (2 corintios 1: 3,4)


Dios no borra el pasado agitando una varita mágica, nos consuela en nuestro dolor y así nosotros con nuestra experiencia también podamos consolar a otros que sufren. Sanar nuestro dolor no significa negar lo sucedido, significa que lo vemos de otra manera y sea lo que sea no intentaremos averiguar el porqué de las cosas, porque no podremos. Nos preguntamos por qué sucedió y por fe aceptamos que Dios no nos ha abandonado y aunque no entendamos, nunca dejara de velar por nuestro bienestar.

Espero con mucho cariño que les haya servido de ayuda y que le haya sido de su agrado. ¡Feliz día!

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¡Gracias por leerme!

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