Montevideo, la fría

in #spanish6 years ago (edited)

«a mí no me gusta el verano, ir todo empegotado por ahí... yo prefiero el invierno, es más, siempre me puedo poner mas ropa si tengo frío»

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Llegué a Montevideo el 31 de enero de 2018, a finales de verano. Era poco lo que sabía de la ciudad, de Uruguay, en realidad. Jamás había visto una foto de la ciudad, jamás había visto un vídeo; solo sabía que llegaba a una ciudad desconocida en la que quizá viviría el resto de mi vida.

Varias personas me habían hablado de la ciudad, pero, francamente, yo me la imaginaba como Caracas.

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Al salir del terminar de Tres Cruces me percaté de lo cuadriculada que es Montevideo, a comparación de mi Caracas natal, que se encuentra dividida por una gran autopista y que en todos sus rincones exhibe caos.

Yo no resido en Montevideo, pues me instalé en un pueblito costero que queda un poco más al este; sin embargo, suelo ir por lo menos una vez a la semana. Debo ser sincero, la ciudad me encanta. El centro, que es donde más suelo estar, está repleto de galerías, tiendas y hay un par de plazas muy bellas.

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Una de las cosas que más me impresionó cuando fui por primera vez a la Avenida 18 de Julio (en el centro) fue la arquitectura. Se pueden observar conjuntos de palacetes neoclásicos, mezclas de estilos arquitectónicos y rinconcitos donde la belleza y el pastiche se hacen parte de lo mismo.

Recuerdo haber visto un edificio que está junto a la plaza de la independencia, un palacete enorme, cuyas líneas curvas me recordaron al barroco italiano de los siglos XVII y XVIII. Sin embargo, estos primeros viajes a Montevideo podía haberlos disfrutado más de no ser por el calor y la humedad, características climáticas a las que me costó un poco acostumbrarme.

Es curioso, cuando la gente se entera que vengo de Venezuela suelen preguntarme si extraño el calor del trópico, y yo les aseguro que para nada, que prefiero el frío y que en Venezuela –al menos en la ciudad de dónde vengo- el calor es nada, comparado con el que hace acá en verano.

Por otra parte, estaba esperando con muchísimas ansias el frío. Toda mi vida he soñé con vivir en un país que tuviese estaciones, en el que se observaran los cambios de las mismas y, sobre todo, que hubiese frutas y verduras de estación. Parece una pequeñez, pero de niño me entretenía escuchando a mi abuelo contar los procesos de conservación de alimentos y preparación para el invierno en su Italia natal.

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Siempre soñé con vivir ese proceso de preparación, aunque sé que las cosas han cambiado muchísimo en 70 años, pero sigue viéndose cierta rutina a medida que se acerca el invierno. Las estufas a leña comienzan a tomar vida con los leños recogidos por sus dueños durante el verano y el otoño, la gente desempolva camperas y pantalones gruesos con olor a naftalina, los negocios al aire libre se transforman en recintos que buscan emular el calor del hogar, la gente aumenta la cantidad de prendas de ropa que llevan encima.

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Hay quien se queja del invierno (la mayoría de mis conocidos) pero, salvo por la imposibilidad de ir a la playa, de la que no soy fan, el invierno es hermoso. También hay gente que me dice que el frío, el gris del día o lo lluvioso de la estación los deprimen, pero para mí pocas cosas son tan hermosas como disfrutar un café o un té leyendo frente a la avenida, viendo pasar los autos frente a las vitrinas y observando la maravillosa ropa de invierno que se desfila como si estuvieran en una pasarela.

Las fotos de este post son de mi autoría.

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excelente sitio me fuera gustado ver un poco mas de fotografias. saludos y mis respetos mi apoyo con mi humilde voto.

Mil gracias, ahora subo más fotos que no había podido descargar.