Blog: "Ella"

Lo que me enseño de la vida fue que había que empeñarse y nunca rendirse, además que pedir a otras personas aquello que podemos obtener con nuestro propio esfuerzo era una tontería, que cada una de esas pequeñas cosas que yacen en este mundo hay que disfrutarla; ser inteligente y tener paciencia. Tal vez no supo que me lo enseño o quizás sí.   

Lo cierto fue que su presencia en mi vida fue de gran importancia, ella, que decidió criarme porque lo creyó necesario, ella, que me guardaba siempre ese pedazo de torta y ¡ay si alguien se lo comía!, ella, que se reía de mis tonterías y siempre me echaba la bendición, aunque no se la pidiera, aunque yo no creyera.   

Repartía lo que le daban porque lo deseaba y sin importar que decía “no cambio nunca estos tiempos por los de antes”, aprendí a ser fuerte, a respetar, a ser humilde y honesto, gracias a ella, puede que debiera agradecérselo, pero lo sabía, porque cada vez que silbaba a mi llegada me respondía con una bendición y un “llegaste”.   

Siempre la quise y siempre la querré, aun cuando ya no está, aun cuando su ausencia me embriague, eternamente la recordare porque nunca he dejado de pensarla y aunque sé que ya no está aquí y que no podre verla de nuevo en mi realidad, se que si cierro los ojos allí estará, en mi imaginación, echándome la bendición y preparándome ese desayuno con todo el cariño como siempre lo hizo.   

Cada día la extraño y aunque nunca vaya a su tumba a dejarle flores; porque para mi eso es solo un trozo de mármol con su nombre, vivirá eternamente en mis pensamientos, mis sueños, mi alma y mi imaginación.   

Te quiero mucho, abuela.   

.-Oscar Jesús Martinez Sarmiento  

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