...y yo me quedé a observar cómo otros se elevaban sujetados a sus sueños, iluminando el cielo nocturno de la ciudad.
Me quedé soñando despierta, acompañando a los pasajeros en la conquista del mañana. Y con una fe pronunciada me recosté sobre mi espalda y susurré una frase que me dejó caer en sus brazos.