La energía negativa que se produce cuando nos posicionamos como víctimas de una situación nos lleva a tomar ciertas conductas y actitudes que nos hace mucho daño y que debemos cambiar. Tales como: Tener pensamientos negativos, de agobio, de angustia, de ira, de desconfianza, el cual nos golpea como un madero que se devuelve. Por tal razón, debemos cuidar la calidad de pensamientos para nuestra salud mental. Los amigos y compañías conflictivas, chismosas y pesimistas que afectan nuestra frecuencia vibratoria, así que hay que evitarlas para que no nos perturben. La música, ejerce un poder muy grande, ya sea para animarnos o desanimarnos; si solamente escuchamos canciones de víctimas, ingratitudes, tristezas, abandono y traiciones, éstas van disminuyendo nuestra frecuencia vibratoria, así que es bueno hacer cambios en este aspecto en el que oigamos música instrumental, relajante, con mensajes positivos. El ambiente donde pasamos la mayoría de nuestro tiempo, ya sea en nuestra casa, escuela, trabajo, plazas, parques, etc. Si éstos se mantienen sucios y desorganizados, se alterará nuestra frecuencia vibratoria. Debemos mejorar lo que está a nuestro alrededor empezando por nuestro hogar, en su organización y limpieza. La palabra colmada de reclamos, lamentos y quejas hablando mal de las personas. Es bueno revisarnos interiormente antes de echarle la culpa a los demás de las cosas que nos afecta, tomar consciencia y hacer los cambios necesarios.