Vaivén...
En el Vaivén, que teníamos, me perdí.
En las dudas que tenías, me perdí.
En tus idas, algo de mi se fue contigo, y me perdí.
Me perdí, en el intento de no perderte.
Y no se qué fue peor, si perderme o no saber cómo volver a mi.
A veces, por las noches te recuerdo, que digo a veces, lo hago a diario, hasta cuándo duermo, te pienso más seguido de lo que debería, se ha vuelto una completa monotonía, me agota, y me ahoga, que desesperación dejar ir a alguien a quien deseas en tu vida.
Amas a alguien, y luego de la nada, simplemente se va, dejándote hecha polvo, dejándote vacía, como las veces anteriores, solo que esta vez creíste que sería diferente, que no se volvería a ir... Pasan los días y sigues extrañando, pensando, con nostalgia, los primeros días dijiste todos los te extraño que debían ser dichos por los dos, te encargaste de llorar por los dos.
Mientras que tú te imaginas que está besando otros labios, acariciando otra mejilla, y cada día te hundes un poco más y sientes esas ganas de llamarle, te invade la ansiedad porque nunca aprendiste a como dejar ir a alguien que amas tanto...
Por eso me cuestiono el hecho, de por qué si tenemos que dejar ir a alguien, podemos llegar a quererle tanto? Creo que por eso me cuesta soltar, porque tengo un sentimiento tan fuerte, algo que nunca he sentido con nadie más, ni con otras bocas, u otros cuerpos, he vibrado con otras almas, pero ninguna se siente como con él. Capaz me aferro a creer en en el destino, porque si no fuera para ti, capaz el sentimiento no sería tan profundo, o... ¿Pasaré toda mi vida amándolo, y llenando su vacío con otra piel?
Podría aceptar que nunca te olvidare, pero eso sería no amarme, porque honestamente, ¿de qué me sirve recordarte? ¿De qué me sirve malgastarme? Prefiero olvidarte, así me tenga que arrancar el corazón, porque sinceramente ya no lo quiero si está aferrado sólo a ti.
