Agridulce.
Alcé la mirada, dándome cuenta de que nuestros rostros estaban más cerca de lo debido.
Y nos fuimos acercando cada vez más.
Mi mente se mantuvo en blanco, no pensaba en nada más que no fueran sus labios.
A pesar de que una parte de mí me decía que no lo hiciera, por lo menos no ahora.
Pero justo cuando estaba apunto de hacerle caso a esa parte de mí, sus labios rosaron con los míos, dándome escalofríos por todo el cuerpo.
Pero me detuve.
Y no fue exactamente mi consciencia diciendo "no" repetidas veces lo que me hizo parar.