Hola amigos, estoy aquí nuevamente con una especial entre, es un monólogo y ustedes mi público. Espero lo disfruten y sea de valor para ustedes.

Pereza mental.

Que no recuerda lo que le asigné como tarea, me pregunta dónde están sus zapatos, sólo falta que me pregunte si las he visto por allí rodando, a las medias, sus medias que las vive dejando regadas en todas partes.

En su elocuencia de cerebro ocupado en tantas cosas que las más normales y cotidianas las olvida, lo perdono porque lo aprecio y qué más da, es el ring de mi bicicleta, juntos somos un complemento perfecto, su pereza mental se traduce más bien a una falta de atención. Pero si les cuento de mi amiga Paola, tendría que darles cotufa y refresco para que disfruten la película.

No sé qué hacer con ella, es la persona más despistada y perdida que conozco, yo quisiera ayudarla pero no encuentro otra forma más que mi ejemplo. La semana pasada la invité a una conferencia que estoy realizando sobre liderazgo femenino de la generación Z fui serena y audaz con la definición de la hora y fecha, fue tanto mi empeño que la invité a pasar por ella pero al ir a su casa me supo decir que estaba despertando apenas.

¡No es culpa de ella! Es una víctima del sistema. Víctima de ser acostumbrada a exigirse menos, víctima de la educación que te enseña a ser empleado, víctima de la crianza en nuestros hogares, víctima de los paradigmas y prototipos, si tan sólo entendiera que es ella quien manda en su vida, es ella quien decide quien ser, cuando y como.

Paola es como mucha gente en mi país que sin querer está dormida, si alguno que me oye está despierto y tiene a su lado una Paola que está dormida anímese a ser parte del cambio y trate de lanzar agua fría con caramelos para que el de al lado cambie y podamos tener un mejor país.