¿Nos respetamos unos a otros como seres humanos? ¿Realmente valoramos nuestras virtudes y aceptamos nuestras deficiencias? reflexión...

in #spanish7 years ago

Respeto al ser humano.

Todas las personas necesitamos de las demás para desarrollarnos plenamente. Precisamente el desarrollo personal depende en gran parte de las relaciones que cada uno establezca con sus semejantes y no tanto de los bienes materiales que pueda acumular. Por ello, los verdaderos valores que debemos cultivar son aquellos que mejoran la convivencia, como el amor, la confianza, la tolerancia, la cooperación, la solidaridad, la justicia... etc..

                                  ¡Iguales pero distintos!

Si las personas no pudiésemos encontrar algo igual entre nosotras, no podríamos reconocernos como tales. Esto es la posibilidad de ser para otro lo que otro es para mí, más allá de que tú seas joven y el otro mayor, hombre o mujer, blanco o negro, pobre o rico, enfermo o sano, inteligente o no.
“soy humano y nada de lo que es humano puede parecerme ajeno” esto lo dijo un antiguo poeta latino.

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                                      Yo, tú, nosotros...

Tener conciencia de tu humanidad significa darte cuenta de que, a pesar de todas las diferencias que pueda haber con otros individuos de tu misma especie, habrá también una semejanza fundamental que te permitirá comunicarte con el cómo no lo podrías hacer con ningún otro ser vivo. En efecto por más que no compartamos el mismo idioma ni las costumbres, tu podrás ponerte en su lugar y el en el tuyo para iniciar una comunicación, aunque sea por gestos y señas. Estas semejanzas son las que nos hacen iguales, es decir, semejantes, y nos permiten identificarnos como humanos, reconociendo en el otro los mismos derechos que posees.

                                      ¿Qué nos hace personas?

Todas las personas somos iguales a pesar de nuestras diferencias, porque tenemos:
• Sentimientos;
• Pensamientos;
• Razonamiento;
• Opiniones y juicios de valoración;
• Proyectos y metas;
• Necesidades sociales, culturales, afectivas, y no solo de alimentación y abrigo;
• Comportamientos racionales;
• Ideales y actitudes, y porque también tenemos valores morales que se expresan en nuestras actitudes y comportamientos, ya sea para el propio beneficio o cuando buscamos el bien de quienes nos rodean.

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                                         Acuerdo y desacuerdos.

Los seres humanos somos sociales y culturales. Para cumplir con ambas cosas, necesitamos comunicarnos los unos con los otros. De esta forma logramos conoces expresiones diferentes, transmitir nuestros puntos de vista, establecer acuerdos y desacuerdos. En efecto toda sociedad necesita un mínimo de acuerdos entre sus integrantes para poder funcionar.

Si cada uno de nosotros aprendiera a ponerse en el lugar del otro, a escuchar y a fundamentar sus propios puntos de vista, la vida resultaría menos conflictiva, más llevadera y mucho más digna.
¿Qué opinan ustedes?

                                       ¿Aplaudir la virtud o practicarla?

Muchas veces lo que puede ser bueno para algunos, tal vez sea malo para otros y viceversa. De esta forma uno acuerda con lo que considera virtudes y desacuerda con aquello que considera defectos, entendiendo como virtud las buenas actitudes y comportamientos y como defectos los que consideramos malos porque no nos ayudan a vivir mejor. Desde luego que estas valoraciones suelen ser bastante relativas, salvo en un aspecto: el humano.

Aquí les voy a dejar un pequeño relato sacado de un libro que nos llevara hacernos preguntas y sacar conclusiones de nuestras virtudes y defectos como individuo y como sociedad, pongan un poco de atención.

“En un teatro de Atenas se celebraba una representación a la que habían sido invitados los embajadores espartanos. Cuando el teatro estaba lleno, un anciano entro y trato inútilmente de hallar un sitio libre. Unos jóvenes atenienses que veían los esfuerzos del anciano por acomodarse comenzaron a reírse de él, irrespetuosamente. Al ver esto, los embajadores de Esparta, acostumbrados a venerar a sus mayores, se levantaron y ofrecieron sus sitios al anciano. Todo el público del teatro, al presenciar la escena, aplaudió a los embajadores.
--Es curioso—dijo el anciano—“los atenienses aplauden las virtudes, mientras que los espartanos las ejercitan”

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Es aquí a donde nos lleva hacernos estas preguntas:

¿Estás de acuerdo con lo que dice el anciano? ¿Por qué?
¿Con cuál de estas actitudes crees que se identifica la sociedad actual? ¿Por qué?
¿Con cuál te identificas tú?