Nuestro niño interior

Cuando niños percibimos y sentimos las cosas de forma diferente. Experimentamos todo con una ingenuidad increible, atesoramos más los momentos y las personas, soñamos sin limites, creyendo que todo es posible y podremos lograrlo a lo que de lugar. Esa es una de las tantas cosas buenas de ser niño.

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Al crecer, perdemos muchas de esas cualidades (la mayoría en algunos casos), es como si olvidáramos esa seguridad que tenemos de niños, ese maravilloso don de vivir en el presente sin pensar tanto en el futuro. Dejamos atrás esa habilidad de hacer amigos rápidamente y sin juicios, solo aceptando a las personas tal cual son. Es algo que me parece en extremo triste, es que al crecer vamos descuidando al niño interior que sigue allí dentro de nosotros, empezamos a fallarle y a decepcionarlo cuando comenzamos a dudar de nosotros mismos, cuando vamos contra nuestros principios y dejamos de ser auténticos.

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Tampoco quisiera incluir aquí a todas las personas, hay muchísima gente que logra conservar a su niño interior, cosa que no es nada fácil pero lo logran. Así que sí, es posible. No es algo sencillo, pero se puede lograr. Mi intención al escribir este artículo es generar una pequeña reflexión en ustedes. ¿Reflexión por qué? Porque quisiera saber si su niño interior estaría contento al conocer a los adultos que son hoy en día, al observar los logros que han obtenido, al saber si han seguido sus sueños o dejado algunos atrás...

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Es que a mi parecer, nuestro niño interior es la parte más real de nosotros mismos. Los niños no aparentan nada, son seres puros y reales, por eso considero importante hacer un pequeño análisis desde el punto de vista de ese niño que fuimos, preguntarnos desde lo más profundo si realmente vamos por buen camino, si estamos haciendo las cosas bien, si estamos en el trabajo que amamos o simplemente optamos por la opción que daba más dinero, si nos rodeamos de las personas adecuadas o solo tenemos personas toxicas a nuestro alrededor, si nos estamos poniendo en primer lugar como debe ser o si nos estamos echando a un lado, colocando a otros por encima de nosotros.

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¿Qué pensaría nuestro niño interior al pasar todo un día con nosotros? ¿Al ver cómo nos comportamos con los demás? ¿Al saber que carrera elegimos? Y en esto quiero ser muy especifica, porque muchas veces estudiamos carreras que no nos gustan simplemente por el hecho de estudiar "algo". ¿Qué querías ser de pequeño? ¿Cuánto ha cambiado eso? ¿Qué sueños tenías? ¿Qué sueños tienes ahora? ¿Dónde querías vivir? ¿Eras tan seguro como ahora?

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Son preguntas bastante interesantes ¿no? Pero no son tan fáciles de responder, al menos no para mí. Creo que merecen respuestas honestas y reales. Quizás debamos hacernos estas preguntas cada cierto tiempo, para mejorar, para recordar de donde venimos y saber si realmente estamos donde queremos. Creo que cada uno de nosotros puede beneficiarse a través de este análisis, muchas veces nos sentimos perdidos o desorientados, olvidando que las respuestas siempre están dentro de nosotros mismos, en cada experiencia que hemos vivido al crecer, en cada sentimiento o recuerdo. Date un momento para hablar con tu niño interior. Estoy segura de que preguntándole a él conseguirás más de lo que crees.

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¿Tu niño interior estaría orgulloso del adulto que eres hoy?

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Espero su respuesta en los comentarios. Muchas gracias por leerme y por su apoyo. ¡Un abrazo! Si les gustó pueden votar, se los agradecería mucho.