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Leer es como pelear, dijo alguien alguna vez, no recuerdo si ésta idea la escuché de alguno de mis maestros, o de uno de mis amigos o tal vez la leí en alguna parte, como sea, igual no importa mucho, lo realmente importante es lo que subyace bajo esta frase, y es que, leer una novela es como una pelea que se gana por asaltos, que se despliega a lo largo de varios rounds donde cada uno es diferente al otro, alguno con más intensidad, otro más lento, alguno más agresivo o más suave, mientras que un cuento es una pelea de un solo ruond, una pelea intensa desde el principio hasta el final, donde una distracción o cualquier cosa que implique bajar la guardia es el equivalente a perderla.
Ahora bien, hay varios tipos de lectores, algunos muy intensos y dedicados, otros más acelerados y exigentes, lo mismo pasa con los escritores, que en este caso sería el otro contendor, para él aplican las mismas reglas, si su campo es la novela puede tomársele como un peleador resistente que invita a una lucha larga, por otro lado si su campo son los cuentos puede tomársele como un peleador más peligroso y agresivo, sin embargo, si es un autor que se mueve en ambos campos su peligrosidad es tremenda y sus golpes y su estilo son mortales... Y así, cada quien decide dónde y a quién quiera enfrentarse.
Mientras escribía esto iba surgiendo algo en mí, una especie de recuerdo que me dice que tal vez sí leí esta reflexión en alguna parte, tal vez en un cuento de Cortázar o Borges, de algún relato de Twain o de Hemingway, de alguna novela de Yourcenar o en algún pasquín de algún anónimo.
Para terminar, la foto es mía, tomada en una de las librerías de mi ciudad Manizales...
Perderse en los textos :)