Aurora

La tormenta amenazaba con tumbar el endeble techo de paja de aquella humilde choza, el furor del viento y el peso del agua que caía desde hace horas, sin pausa, sin tregua así lo presagiaban.

Y en medio de la angustia de ver a su mujer así, Manuel se preguntó ¿de dónde habrá salido esta tormenta en este tiempo? conocedor del terreno, pues toda su vida había vivido ahí, sabía que los caminos estaban abnegados e intransitables, que no podía ir a buscar ayuda ni podía tratar de mover a su mujer en ese estado.

Lo que parecía un día tranquilo y placentero se convirtió de repente en horror, el hombre no sabía que hacer, estaba de manos atadas, los gritos y las muestras de dolor de su esposa lo llevaban a la desesperación.

Seco la frente sudorosa de su esposa, la beso, le tomo la mano fuertemente y le susurro, te amo mi amor, ten fuerzas que dios no nos abandonara en estos momentos. Y para empeorar las cosas, se escuchó aquel trueno tremendo con un sonido ensordecedor y junto a él llego la noche, lúgubre, tenebrosa y sin misericordia alguna termino de envolverlos en la oscuridad, nada más con un par de velas que parecían apagarse por momentos.

La casualidad, el destino se habían encargado de adelantar el momento. Sin tener el tiempo cumplido aquel ser quería ver la luz, estaba presuroso por beber la leche directamente del seno de su madre primeriza.

A pesar de ser totalmente inexperta en estas lides aquella agobiada mujer milagrosamente sabía que hacer, su instinto la guiaba, la naturaleza se encargaba de marcarle el camino a seguir y su fuerza y determinación le daban la energía necesaria, su amor por el ser que aun palpita en su vientre la impulsaron al esfuerzo sublime de crear la vida.

Las horas eran largas, el dolor terrible y el esfuerzo sobrehumano, pero ahí estaba ella, bañada en sudor y en llanto sintiendo que desfallecía por momentos, sin embargo seguía adelante, con el aliento y la ayuda de Manuel, totalmente aterrorizado por las circunstancias, seguía pujando sabiendo que estaba cerca de su meta y en su fuero interno estaba segura de llegar a ella, solo tenía que luchar un poco más.

Por momentos la lluvia arreciaba y los truenos monstruosos ahogaban los gritos de la valiente mujer, y en un último esfuerzo supremo, ya cuando desfallecía lo logro, sintió un alivio inmenso y una paz interior la invadió, solo alterada por aquel llanto limpio y fuerte de una hermosa niña, que sostenía Manuel aun sin saber qué hacer con el milagro de la vida que lloraba y se retorcía en sus manos.

Y aquel hermoso llanto trajo con él la luz, milagrosamente la lluvia ceso y un radiante sol se abrió paso entre las espesas nubes en un bello amanecer, dándole la bienvenida a Aurora que así se llamaría la niña que acababa de nacer.

Extasiado contemplando a sus dos mujeres, no se dio cuenta cuando abrieron la puerta y entraron la madre y las hermanas de su esposa. Lloraron y se abrazaron terminando de socorrer a la fatigada mujer que sentía su corazón llenarse de una inmensa alegría jamás sentida.

Sentado en un rincón y viendo a las mujeres, caminando de un lado a otro Manuel se preguntaba ¿cómo llegaron estas a la casa, si los caminos estaban intransitables? ¿Cómo supieron lo que estaba pasando? ¿es tan fuerte la intuición femenina? Lo averiguaría después, de momento estaba feliz con el pedacito de cielo que Dios le había puesto en sus manos y que ahora dormía plácidamente…..