I love Netflix / I hate Netflix

in #spanish7 years ago (edited)

A propósito del estreno del último capítulo de Sense8 el próximo 8 de junio

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No soy una extraterrestre, amo Netflix, como la mayoría de las personas normales, o sea, ¿cómo no hacerlo? La primera vez que lo reproduje fue tipo: “Oh my God, no tiene lag”, tremendo punto a favor si vives en Venezuela. Me estrené viendo la primera temporada de Sense8 completa + el especial de navidad de dos horas, había llegado a la serie por recomendación de una amiga, además soy admiradora de las hermanas Wachowski.

El argumento y cómo no amarla

Sense8 cuenta la historia de ocho sujetos en diferentes ciudades del mundo que se conectan entre sí a través de un tipo de supraconciencia. Todo empieza con el suicidio de Angélica, quien es la madre de estos chicos, por supuesto que no la biológica, si no la progenitora de esta conciencia, sí, me gusta llamarla así, pero, ¿qué mejor forma de explicarlo? Comparten una identidad, algo parecido a lo que en budismo se conoce como alma fractal, si has visto la película “Little Buddha, de Bertolucci (1993)” tienes una idea, de cualquier forma tienen cualidades que los convierte en una especie diferente a los homo sapiens.

Desde que los sense ven morir a Angelica comienzan a verse entre ellos en diferentes circunstancias, pueden estar en el espacio físico del otro así se encuentren a millones de kilómetros y la conexión no es solo visual ni corporal, es emotiva y hasta de conocimientos. Cada uno de estos personajes tiene una historia particular con habilidades propias que se complementan o se manifiestan cuando el “otro” las necesita: un conductor de autobús keniano que tiene una madre con sida, un actor mexicano que no puede confesar su homosexualidad, una empresaria surcoreana que debe sobrevivir a la cárcel, una dj islandesa que se mete en problemas de drogas.

Claramente, las Wachowski y Michael Straczynski, creadores, se valieron de la ciencia ficción para plasmar discursos sociales importantísimos: discriminación por inclinación sexual, racismo, enfermedad en países subdesarrollados, los tabúes de ser mujer. De hecho, esto enriquece mucho la narrativa que es algo explícita en torno al sexo, por ejemplo. Muchas obras de arte tratan la visión de ser humano pero pocas pueden encerrar tantas críticas en un mismo guión, y me atrevería a decir que casi ninguna apuesta a una salida tan delicada, a una evolución en la cual la conexión entre hombres sea la salvación, la sutileza de esa conexión, volvernos seres más sensibles.

Por supuesto que los escenarios roban corazones: India, Alemania, Seúl, San Francisco, ¡woao!, y a eso le sumo la estética documental, solo con el opening me siento que formo parte de un mundo enorme y quedo con ganas de ese contacto.

Los motivos que me hacen amarla son los mismo que me hacen odiar Netflix, ¿cómo pueden producir algo tan arrecho y cancelarlo tan pronto? Me conozco los supuestos motivos pero eso no me quita el despecho. . Dejo el trailer del último capítulo que saldrá el 08 de junio, un tanto agridulce para mí.