Algo absurdo de mi tiempo

En algún momento de mi vida compraba una cantidad absurda de libros cuyos títulos no conocía y películas de las que tenía una vaga referencia, influida por el autor, género o protagonista; me encantaba llegar a la librería o videotienda y salir con 5 obras desconocidas hasta ese momento para mí. Acepto que en ese camino descubrí grandes historias, me identifique con varios personajes, me topé con clásicos estremecedores como Maiakovski.

A pesar de esto fueron varios los títulos que me decepcionaron y no pase de las primeras páginas, al igual que películas que no pude ver por más de 10 minutos y me quedé sin conocer el meollo del asunto, pero qué puedo hacer, simplemente no me engancharon y yo me quedo con algo por impulso. El asunto que me hace ruido en la cabeza es que observo que pocas personas aceptan que existe aunque sea un libro en el que le hubiera gustado no invertir o una película por la que fingirían demencia cuando se la vuelvan a recomendar.

Recuerdo que hace algunos años fui acribillada por aceptar públicamente que Gabriel García Márquez no era la gran cosa para mi (seguramente ahora vuelva a serlo), o sea disfrute "100 años de soledad", la amé y devoré, lo mismo con alguno que otro cuento corto pero “Memorias de mis putas tristes” para mí fue como cualquier cosa, un tanto aburrida y pretenciosa, ni siquiera dije que no me gustara solo que no era lo que prefería.

Claro tomé un ejemplo muy universal para esperar no recibir esa respuesta pero esa acción se aplica a todo lo que pueda ser considerado interesante dentro de la conducta snob. Considero que este fenómeno guarda relación con el bombardeante estereotipo del culto y sensible individuo moderno para el cual toda obra es válida, todo libro vale la pena porque no es televisión, toda película alejada de los estudios es buena porque es independiente, toda música es buena menos el reggaeton. Entonces me pregunto si para este individuo la calidad de una obra está definida por el formato, eso no aseguraría que existe una fórmula de mercado, eso no eliminaría criterio.

Hace unos años leí una critica llamada "El bueno, el malo y el multiplex", el título por supuesto hace alusión a una pelicula de western y así de entrada todos sabían que se trataba de cine, el escritor Mark Kemode explicaba la fórmula que usan los estudios para que una película no falle, no dejo de estar de acuerdo con él pero reconozco que existe una fórmula contraria que también asegura el éxito, que funciona como el anarquista que se cree muy revolucionario y con su falsa rebeldía termina siendo otra cara de la misma moneda

Ahora aunque el asunto con los estereotipos y lo aceptado o no socialmente se manifiesta en el aire como una verdad absoluta considero que el mundo emergente se fragua de otra manera, por ejemplo diariamente estoy en contacto con nuevas ideas, aunque son recomendados los álbumes en mis cuentas de Spotify y Youtube responden a mi propia red de intereses, a través de likes y búsquedas se van plasmando los sonidos de mi individualidad, quebrantando las líneas que podrían segmentarme dentro de un único y exclusivo grupo.

Personalmente en mis listas de reproducción puede haber desde reggaeton, hasta los Nocturnos de Chopin, pasando por una decena de bandas emergentes, alternativas, fusión, downtempo, ska, salsa, etc . .

De vuelta a las peliculas, si alguien me pregunta ¡No hubiera invertido en al menos una película de Almodóvar o Cuarón!