Personajes del terror Venezolano es una serie que tiene como objetivo dar a conocer el folklore terrorífico y de ultratumba que han nacido de en mi nación Venezuela.

El silbón, sin duda es el espanto más famoso de llano venezolano y también el más aterrador que, mediante su silbido anuncia el peligro de andar por la sabana de noche en busca de parrandas los que los han escuchado afirman que si lo escuchas cerca es porque está lejos pero si lo escuchas lejos... Es porque ya no tienes escapatoria de él.

La primera habla de un niño mimado y consentido, que le pide a su padre que le traiga asaduras para comer, el padre se va de casería para complacerlo después de un largo tiempo el joven comienza a desesperarse al ver que su padre no llegaba Al momento en que ve a su padre sin la encomienda, toma un cuchillo y en un ataque de locura se abalanza frente a el y comienza a asestarle golpes hasta provocarle la muerte, luego comienza a sacarle las vísceras y se las come. Esto llega a los oídos de su abuelo, quien lo manda a buscar con sus empleados luego de atraparlo lo ata a un árbol y lo azota con un latico en la espalda en repetidas ocasiones, luego le echa ají en las heridas para aumentar su dolor y por si fuera poco, le suelta y le suelta los perros para que lo persiga por el resto de la eternidad, llevando consigo los restos de su padre en un saco.

La segunda versión nos cuenta de un joven que, al enterarse de que una persona intento abusar de su novia, se prende en ira aún más al saber que esas persona fue su propio padre. Este hombre va a encontrarse con su progenitor para encararlo este de manera descarada no le niega la situación, alegando que su yerna es una "insinuosa y una regalada" el hijo lleno de rabia empuña su garrote, y se bate a duelo con su padre, ambos maestro marciales en esta técnica folklórica tienen una ardua batalla, pero que, ayudado por su juventud gana el hijo, provocándole la muerte a su padre. Después de esto el joven descuartiza a su padre le come las vísceras. Luego la mujer sorprendida por semejante acto lo delata con su abuelo quien lo azota de manera tortuosa y ya casi al borde de la muerte le colocar ají en las heridas y lo suelta maldiciendo "Pa toa la vida".