No somos Todo lo que ves

in #spanish7 years ago

Armando se encontraba sentado reflexionando sobre publicar el anuncio en internet con el que pretendía encontrar la mujer idealizada por él y, que seguramente estaría feliz de su nueva condición física. Se sentía orgulloso de la operación que había alargado su pene a 18 centímetros, y por ello tenía grandes expectativas con la pareja, que seguramente encontraría al publicar su anuncio, se sentía ansioso y quería estrenarlo pronto en un fogoso encuentro sexual. Termino de redactar y le dio un clic para que su solicitud saliese en la red. Ámbar hacía días que se quedaba en casa cuidando a su perro “Fufa”, un labrador negro que se recuperaba de una cirugía de esterilización. Encendió el ordenador y navego hacia los anuncios clasificados, necesitaba encontrar un trabajo acorde con su experiencia en centros nocturnos. Mientras el ciberespacio la llevaba hacia el portal que ella había solicitado, le acariciaba el cuello a Fufa y sonreía recordando porque había perdido su último trabajo. Se recordaba así misma rodeando al que era su jefe con un fuerte abrazo, donde quería indicarle con sus besos que deseaba más de él, y así él lo acepto. Y en el momento culminante apareció de improviso la esposa del jefe, la misma no había terminado de captar la escena que se desarrollaba, cuando comenzó a graznar, por decirlo de alguna manera. Ámbar se limitó a vestirse lentamente, y finalmente le estampo un beso en la boca al susodicho para despedirse de él y del trabajo. Al abrir el portal de la red de inmediato le apareció un mensaje al que le dio un clic y leyó el anuncio publicado por Armando, llamo su atención, y lo contesto con la misma rapidez que lo había captado.

Armando por su parte quedó impresionado por la rapidez que obtuvo respuesta, estaba seguro que el universo se confabulo para hacer de él un hombre feliz con su pene nuevo. Luego de un cordial y educado saludo cibernético, hicieron sus respectivas presentaciones y en medio de una cauta conversación acordaron comunicarse vía Skype, para poder tener un primer plano por lo menos del rostro de cada uno.

Conversaron durante varios días compartiendo opiniones de distintos tópicos, pero siempre por medio de la red. Ámbar notaba cierta inseguridad en Armando, pero lejos de sentirse cautelosa más bien despertaba en ella cierta ternura, como alguien que necesita atención, cuidado y mucho afecto.

Por su parte Armando entendía que ámbar era una mujer liberal, con la que se podía mantener una conversación abierta sobre el sexo sin que ella se sintiera ofendida, lo cual provocaba cierta seguridad, porque pretendía demostrarle su reciente operación.

Finalmente llego el día en que se citaron para conocerse personalmente y acordaron ir a cenar. Él ya se encontraba sentado en el restaurant, veía el reloj constantemente y giraba el cuello hacia la entrada, pero estaba consciente que había salido de su casa con antelación previendo cualquier inconveniente. La noche anterior había dormido poco y mal por tanta ansiedad. Se repetía asimismo que ella entendería que se hubiese cambiado el tamaño de su pene, en conversaciones anteriores se habló de los distintos tipos de trasplantes que se hacen las personas, para sentirse seguros y aumentar la autoestima y por cuestiones de estética. Llegó la hora acordada para el encuentro, y fue cuando la vio entrando, y noto como todas las miradas giraban en la dirección por donde Ámbar iba caminando. Le pareció una mujer imponente, se acordó de un refrán; “barco grande ande o no ande”. Mientras se dirigía hacia la mesa acompañada por el metre, calculo que debía estar cerca de los dos metros de estatura, recordó que le había comentado que le gustaba practicar la natación, quizás por ello se le notaba en sus hombros esa complexión deportista, a pesar de su altura iba montada sobre unos tacones de aguja que le hacían caminar como toda una reina que se sabe admirada, llevaba un traje que permitía adivinar las curvas que contenían aquel monumento de mujer, sencillamente se veía grandiosa. Armando sintió un gran orgullo al levantarse para recibirla, le estampo dos besos y paso a retirar la silla de la mesa para que ella se sentara.

La cena transcurrió tranquilamente y luego pasaron al bar para seguir tomando y charlando. Armando se debatía entre sacarla a bailar o no, porque ella le llevaba casi dos palmos de diferencia en la estatura, no sabía cómo manejar esa situación, pensaba que en la cama es distinto porque en la horizontalidad todos somos del mismo tamaño, pero en la verticalidad es otro asunto, así descarto la idea de bailar con ese mujeron.

Acordaron amenamente irse para la casa de Armando. Entraron con grandes risas y unas cuantas copas demás que estaban haciendo su trabajo de desinhibir conductas. El tomo la mano de ella y la condujo suavemente, con mucha dulzura hacia la habitación donde la ayudo a quitarse poco a poco su ropa, entre risas y besos. Armando también fue detenidamente desnudándose, sentía que todo su cuerpo ansiaba fundirse en el de Ámbar, pero a pesar de su deseo encendido pensó con cierta preocupación que no debía quitarse aún los calzoncillos, porque sentía un deseo desenfrenado pero su recién operado miembro no lo sentía igual. Su pene nuevo no reaccionaba ante todo el ardor que ella le provocaba. Ella se fue dando cuenta de la situación y trato de que funcionara utilizando todo lo que sabía en la materia. Ámbar fue muy cuidadosa y mimosa, pero no hubo manera de que el miembro hiciera el saludo de firmeza correspondiente a un soldado para entrar al campo de batalla.

Armando se hallaba acostado viendo hacia el techo, pero su mirada no veía solo se encontraba en tal estado de vergüenza, frustración y humillación que comenzaron a caer lagrimas por sus mejillas y de repente se convirtió en un llanto compulsivo que no le permitió escuchar que Ámbar le decía y repetía “esas cosas pasan, no tomes esa actitud”. Luego de un gran esfuerzo logró calmarse y le conto que se había realizado una operación para sentirse más hombre, pero que ahora estaba peor porque ni siquiera lograba ponerse erecto, se había involucrado en esa costosa cirugía que era una estafa, se sentía fraudulento y más importante aún la había defraudado a ella.

Ella escuchaba atentamente, y le dijo: “No te preocupes, estas cosas suceden más frecuentemente de lo que tú crees, sin ir muy lejos yo también tuve pene y no me funciono para mi gusto, un buen día decidí operarme y aquí me tienes ahora, convertida en una mujer tratando de no poner al descubierto mi pasado en este tipo de encuentro. Nuestra condición humana nos lleva a ser compasivos con los demás, sin darnos cuenta que necesitamos más compasión de la que damos. Estoy aquí, acepté estar contigo buscando la calidad humana que percibí a través de nuestro contacto por internet; pero no podemos pretender sinceridad de otros sin ser sinceros con nosotros mismos. Ha sido un gran y digno placer haberte conocido”.

Armando con los ojos llenos de lágrimas levanto la vista, no sabía si llorar o reír de la situación que estaba viviendo y finalmente dijo: “Ámbar querida amiga, yo también estoy aquí por la necesidad de afecto y compañía, nuestros problemas cualesquiera que sean, le daremos la importancia que se merece en su debido momento, por ahora abrázame y dejemos que el tiempo haga lo demás”.