Parte de mi naturaleza siempre ha radicado en los detalles, en las minúsculas historias que nadie cuenta pero encarnan a través de sus memorias, en los fenómenos fugaces que solo pueden ser contados a través de una decena de parpadeos; en las pequeñeces... lo "insignificante".

Estos instantes han tenido un particular valor para mi esencia debido que han provisto de una cálida respuesta, un frió análisis o incluso una pizca de altruismo e incluso la punzante fuerza que requiere las decisiones del día a día. Un año nuevo, la Venezuela de siempre, o al menos la que me toco vivir.

Un nuevo comienzo buscan muchos, los respeto. En mis arcas de valores aun quedan dotes que continúan latiendo y aspiran producir y permanecer en una lucha cuyo campo de batalla esta en todo: el donde caminas, el como hablas, el que desayunas, el que ves, el que oyes... la batalla esta en todos lados, el premio: TODO.

Esta ves como parte de mis continuos aportes a esta plataforma presento una serie de dos pequeñas tallas en maderas unidas por un destino, un ancestro en común, significados universales y mi voluntad.

Como ha sido de costumbre últimamente, mis creaciones corresponden a muy pequeños formatos que puedo trabajar en cualquier momento de ocio y tiempo libre que mi vida otorga.

Esta ves los protagonistas son una `pequeña representación de mi dedo pulgar izquierdo y unos labios idealizados.

El proceso siempre es uno fácil de llevarle el trazo, comienzo con generalizaciones y aproximaciones a un volumen general y luego poco a poco a uno mas especifico y "detalló" las pequeñas características, los pequeños fragmentos, gestos y rasgos propios de lo representado.

Ambas piezas surgieron en momentos diferentes y bajo condiciones disimiles. Un dedo que la curiosidad dio forma; y unos labios que la fascinación vieron nacer.

Ambas piezas unidas por ciertas ideas acerca de sus propias existencias.

Uno en diez

Uno de muchos

Uno de pocos

Te has preguntado cuantas mejillas hemos besado, cuantas veces te has mordido los labios, cuantas manos tocaron un billete, cuanto tiempo nuestros dedos acarician un rostro, cuantas veces estos pequeños canales de sensaciones han sido participes de una cantidad de fenómenos tan cotidianos como el comer o como el tocarse.

Estos momentos que pasan tan desapercibidos, tan lejanos y tan cerca a la ves pueden ser de gran intereses una ves que haces las preguntas adecuadas... Lo cotidiano de estas representaciones buscan explorar zonas comunes y darle un sentido de autoconocimiento de lo que ocultamos, que a pesar de ser algo tan ordinario y usual, vale la pena la observación e indagación de las misma, surgiendo esto de un carácter observador de mi persona, donde según Edgar Sánchez, un artista Venezolano de gran valor para mi, dice que: "la perspectiva de lo común cambia según la importancia que le demos"

Como siempre y con la convicción de que...

¡Seamos la luz¡