El cuento de la sirena (Propio)
Sirena del olvido
En un recóndito lugar existe un ser de antaño que fue maldito por su pecado ¿Cuál fue?... Haber amado.
Hace mucho tiempo vivió una mujer afable, hermosa e impecable, feliz como ninguna y con todos la más amable. La gente aclamaba su belleza y a su pasar lanzaban rosas, ni la luna o las estrellas lograban ser tan hermosas. Admirada por los niños, querida por los ancianos, su voz inundaba melodiosa las calles todas las mañanas, los ruiseñores y petirrojos se posaban en su hombro solo para escucharla.
Poseía talentos descomunales, llenó la plaza de hermosos murales inigualables. Sembró manzanas en las tierras más áridas para calmar el hambre, tanta era su fama que decían haberla visto hablando con los animales.
Todo el que la vio quiso obtener su mano, pero ni el más hermoso de los príncipes o la más dulce doncella pudo ganarse su gran corazón, pues ella permanecía reacia a entregarse a alguien.
Mas en la víspera de su vigésimo cumpleaños, cuando la luna se alzaba llenamente hermosa entre las tenues nubes, un extraño sentimiento invadió su cuerpo desde sus pies sobre la húmeda arena hasta su cabeza, fue ahí cuando vio a la persona que se robó su corazón. Un simple pescador que se encontraba terminando su trabajo, limpiando los restos de viseras y escamas de su ropaje. Se quedó un rato de pie, intentando atraer su atención hasta que él volteó, momento en el que conectaron una mirada fugaz pero eterna para los ojos anonadados. A eso amor a primera vista le llamaron.
Lentamente con pasos temblantes caminaron, observando cada centímetro del otro, hasta que sus dedos entrelazaron y sus manos juntaron. Un tenue beso descarado se posó en sus labios, la sonrisa infinita que emanó de sus comisuras inundó al hombre amado. Solo cuando el sol tornó el cielo naranja fue que se soltaron, después de eso ni una palabra inmutaron; cada uno siguió su rutina como si nada hubiese ocurrido.
Devotos al afecto y las cosas que sentían, esto se repitió al final de cada día. Durante un par de meses se veían en la orilla de la isla en la que tuvieron una conexión tan profunda solo se pudo haber tenido durante una o quizás muchas más vidas juntos, y esta probablemente era solo otra de ellas.
Así siguieron hasta que su romance finalmente proclamaron. El océano al darse cuenta, los dotó con interminable comida, las tierras su cariño festejaron surgiendo múltiples frutos en el lugar donde por primera vez se encontraron, las estrellas cada vez que los veían los mantenían iluminados para que en la oscuridad pudiesen ver sus rostros enamorados.
En la cabaña que ellos habitaban, los pensamientos adornaban, también un lirio o un clavel que rodeaban por doquier.
Su convivencia era el fervor de la pasión en su máxima expresión, la muestra más grande de estima que algún ser jamás expresó.
Fueron alguna vez la pareja más preciosa, cuando estaban juntos los inviernos se tornaban cálidos, la lluvia era suave y sus sentimientos crearon la definición de belleza. En aquél profundo éxtasis juraron que perdurarían incluso en las más amargas tristezas.
Pero quizás esa fue una promesa que jamás debieron haber hecho, pues un terrible suceso estaba acechándolos desde lo oculto.
Mas la envidia de los cielos se tornó amarga, el rojo inundó la calma. Y ese fue el fatídico día cuando todo comenzó, o quizás culminó para ella en aquella tormenta, que solo la furia de un dios pudo haberlo causado. En la típica rutina, el hombre había salido a trabajar desde muy temprano en la mañana.
Ya había caído la noche y él no había llegado; esto tan inusual que ella con intranquilidad comenzó a esperarlo, mas las aguas seguían turbias, era preocupante que él estuviese trabajando durante esos tiempos, ella le había advertido que no saliera pues las aves inquietas le habían susurrado que malos tiempos venían.
Mirando el reloj con su incesante «tic tac» el tiempo pasaba lento, pero la preocupación aumentaba a una velocidad estrepitosa.
Ya era extremadamente tarde así que se dirigió a las orillas para investigar un poco, al llegar solo lograba observaba el horizonte donde la vehemente ira del mar se veía implacable. En un determinado lapso algo comenzó a acercarse desde lo lejos, una felicidad incomparable la inundó pensando que era él, mas no duró mucho al darse cuenta de que era un simple trozo de madera... Con el nombre de su barco.
En ese instante su mente se nubló con una tristeza y gran molestia hacia el universo, pensando en mil cosas que pudieron haber pasado, por lo que zarpó hacía el centro de la vorágine. Decidió que si iba a morir, debías ser al menos junto a su alma gemela, pues si solo uno fallecía entonces pasarían el resto de la vida sintiéndose incompletos.
Logró superar los obstáculos de esa increíble marea, estaba decidida a encontrarlo a como diera lugar. Finalmente a pesar de los disturbios llegó a dónde quería mas no vio lo que ella quería, lo único que pudo encontrar fue un bote abandonado, en ese lugar solo había miseria, revisó por todos lados mas no encontró nada. Completamente desolada, en pánico y al punto de entrar a la locura, le gritó a los dioses un poco de misericordia, lanzado blasfemas plegarias al aire, entre angustias desatadas los tortuosos deseos de la mujer finalmente fueron concedidos aunque no exactamente como ella quería. Del mar una voz sonó, le dijo que podría tener la oportunidad de salvar a su amado con la condición de que debería sacrificar todo lo que alguna vez tuvo, ella valientemente sin pensarlo dos veces aceptó la temerosa propuesta.
En aquél instante sus extremidades inferiores se deformaron en escamosas aletas, y horrendas branquias salieron de su terso cuello. Saltó al agua, nadó y nadó hacia las profundidades hasta encontrar a su pareja en los brazos de la muerte. Como último acto de bondad lo rescató llevándolo a la isla donde vivían.
En la orilla posó el cuerpo de su fiel amante, el cual con un tenue gesto final acarició su mejilla, sonrió y partió de este cruel mundo en un efímero instante.
Impactada se dio cuenta de lo que había hecho, los dioses le concedieron ver una vez más a su amor. Pero hay un gran precio a pagar para revivir a un mortal y devolverle su alma aunque sea por un corto periodo de tiempo; pues la isla que una vez fue resplandeciente quedó convertida en horripilantes ruinas, todos los habitantes fallecieron en la tormenta que por su culpa cayó sobre ellos, no habían manzanas ni murales, tampoco niños corriendo en las calles, solo el cuerpo sin vida del pescador al que amó más que a su propia vida. Esto sería algo que la carcomería por el resto de su eterna vida.
Ahora ella se encuentra sentada y sola, sobre los restos de su antiguo habitad, peñascos que sobresalen del agua son lo único que queda. Sus lágrimas salan el océano, su voz que una vez fue un dulce canto, ahora solo es un siniestro quebranto.
Destinada a vivir para siempre entre arrepentimientos, su maldición solo podrá ser rota cuando el las cascadas suban, el sol se apague y el tiempo retroceda.
Hermosa y triste historia, amores imposibles, amores complejos... Gracias por compartir, el equipo Cervantes apoyando el contenido original.
¡Muchas gracias! Me alegra que te haya gustado. Yo estaba un tanto inquieto debido a que no es el tipo de narrativa que suelo usar, y el tema de la fantasía también es un tanto nuevo. Así que aprecio tu comentario :)
Excelente lectura , Guille dificil que se rompa esa maldición , saludos
un placer https://steemit.com/spanish/@erilej/registradora-del-tiempo
Si algún día el tiempo retrocede, quizás. Gracias! pronto me pasaré por tu blog :)
esta muy bien narrada, la lei dos veces esta muy fina
Graciaaaaaas, es genial que a la gente le gusta lo que escribo, realmente lo aprecio.
Es una historia muy conmovedora, esta mujer por amor perdió a su amor y quedó desterreda a ese horrible cautiverio. Me encantó 🙋
Exactamente, gracias a ese amor ciego que tenía también perdió todo lo que alguna vez amó!
Me gusto mucho tu historia, esta muy bien hecha.
Mil gracias:) me esforcé en hacerla
Dramático y romántico... ¡Me encanta! Un clásico :)
¿Pues qué sería la vida sin drama? jaja